Dicen que el 13 es un número maldito, por eso lo pintan muchas veces como 12+1, o ni siquiera lo pintan… sus razones tendrán. Hablando de edades, a los 13 años no eres nadie. Es como si no existieras: solamente eres un conjunto de hormonas, que darán lugar a un preadolescente alterado por motivos varios, desafiante, ruidoso y abanderado por varios complejos, que busca cualquier momento a puerta cerrada, para hacer lo que hacemos todos. Bien puede decirse, que los 13 años son una edad maldita, en los que los micro-problemas de tu universo, parecen crisis mundiales. Eso sí, una vez terminada la adolescencia, no es el fin de las crisis: es solo el principio.
Un artículo de Miguel
Lázaro
Hacemos
lo que podemos: aunque no sea hasta el límite, cada uno hacemos lo que
entendemos que es mejor, lo que se supone que está bien, o lo que socialmente
se da por bueno. No puedo meterme bajo la piel de cada uno para juzgar, pero al
menos por mi parte, desde que volé del nido, las opciones que he ido tomando,
siempre han ido encaminadas a llevar tener la mejor calidad de vida posible,
con los medios que he tenido a mi alcance, y los que he ido ganando por el
camino. ¿Podemos aplicar esta filosofía al hombre medio corriente? Supongamos
que sí, nadie quiere vivir mal.