Este es uno de los artículos que hay que escribir explicando los conceptos como lo haríamos con un niño pequeño, que es quizás donde mejor se observa la naturaleza de este fenómeno 100% animal. Porque sí, que lo sepas: se trata de un fenómeno con una raíz puramente instintiva y no emocional, como tratan de pintarlo las corrientes políticamente correctas hoy en día, creyendo que los celos se pueden curar, corregir o eliminar solamente con “auto-sugestión y buenas palabras”.
Un artículo de Miguel
Lázaro para EllasSaben.com
Antes
de empezar, te daré una primera pista (sin necesidad de volver a la jungla):
Cuando quieras saber cómo somos hombres y mujeres en esencia, de verdad y sin
tapujos, tienes que observar lo que pasa entre niños y niñas en un jardín de
infancia, cuando todavía no tenemos “el cerebro lavado” ni el comportamiento
adiestrado a vivir en sociedad. Te sorprenderías de todas las dudas que podrías
resolver.
Como
en un cuento, todo empezó el día en el que en la tribu después de que los
hombres volvieran de la cacería, las mujeres se dieron cuenta de dos cosas: la
primera fue, que por desgracia no volvieron todos los hombres que habían salido
a cazar, ya que algunos murieron “en acto de servicio” dejando en parte a su
familia colgada. Y lo segundo fue, que cada vez en la tribu había menos hombres
disponibles. En cada cacería siempre volvían menos hombres de los que salían…
que volvieran todos era un milagro.
Sumándole
a esto la escasez de caza, o las hambrunas estacionales, hacia que el panorama
fuera realmente duro para ellas. Esto obligaba a las mujeres no emparejadas a
“dejarse secuestrar” por tribus rivales, o a ser cambiadas como mercancía con
las tribus vecinas… cosa que no les hacía ni puñetera gracia, ya que serían
tratadas como esclavas. Era esto, o ser abandonadas a su suerte por no haber recursos
suficientes.
El
origen de los celos se encuentra en la competencia por los recursos disponibles
en el medio. Es un recuerdo de nuestros ancestros, grabado en la parte innata
del comportamiento, que nos recuerda que en cierta medida dependemos unos de
otros para la supervivencia. Verás entonces que los celos ni son románticos, ni
son graciosos, ni es un tema para tomar a la ligera. Si bien ya no vivimos
organizados en tribus, ni los hombres salen a cazar, ni las mujeres dependen de
que el hombre vuelva vivo o no de la caza, prácticamente somos los mismos
individuos de esa tribu vestidos de traje y trabajando en oficinas. No hemos
cambiado tanto desde entonces.
No
es que no existan los celos patológicos, que sí que existen y son un problema
indudable. Pero si me conoces un poquito, sabrás que cuando te hablo de algo
siempre me voy a la raíz del problema, porque solo entendiendo de dónde nacen
los comportamientos nocivos entre hombre y mujer, puede tratarse y solucionarse
desde la raíz. Quiero que entiendas que en algún lugar recóndito de tus genes,
menos a la vista de lo que debiera, se encuentra escrito algo parecido a lo
siguiente:
No sé cómo te llamas pero sé que te
necesito para sobrevivir. Tú tienes algo que yo necesito y yo tengo algo que
necesitas tú. Si yo fallo, tú palmas… sí tú fallas, yo palmo; así que mejor
estamos cerca el uno del otro y a la vista para sentirnos más seguros, para
asegurarnos de que al otro no le pasa nada y que tanto como tú como yo podamos
seguir juntos y que esto funcione. Si a ti te va bien, a mí también. Si a ti te
va mal, a mí me va mal y no quiero que me vaya mal, así que no te vayas muy
lejos. Eres un recurso vital para mí.
¿Sabes
una cosa? Sí, ya sé qué cara se te puede estar poniendo: los genes no entienden
de lo políticamente correcto o incorrecto, y de vez en cuando te sueltan cosas
como éstas. Puedes hacerles más o menos caso, pero tarde o temprano salen a
flote… porque siempre están. Al final todo se resume a tres palabras: recursos,
abundancia y escasez. Como puedes ver hasta ahora el romanticismo es
inexistente, la mezcla entre celos y sentimiento romántico indica sentimiento
de pertenencia y es tóxica.
Nadie
pertenece a nadie y si crees que alguien es tuyo es porque para ti significa un
mero objeto o recurso. Mal o muy mal tiene que verse una pareja o un miembro de
la pareja para creer realmente que necesita a la otra persona para vivir.
Insisto: ni es romántico, ni es sano. La dependencia es patológica.
No
te gusta que a tu pareja le ronden otras mujeres. No te hace gracia ¿sabes por
qué? No porque él se pueda enamorar de otra, no… no es exactamente por eso.
Recursos: sabes que el tiempo, la voluntad, detalles, bienes y servicios que te
dedica tu pareja quieres que sean para ti y no quieres que vaya por ahí repartiéndolos.
Por eso no te gustan los mensajes de otras, o que tu novio tenga amigas, o que
la compañera de trabajo de tu marido sea atenta con él. No quieres que haya
fugas de atención hacia otras, porque sabes que eso podría significar que a ti
te tocaría menos, o incluso perder poco a poco el tiempo, atención, bienes y
capital que te proporciona tu pareja. ¿Amor? Ya ves que no va por ahí la cosa.
En
el caso del varón, los celos vienen motivados por un miedo potencial más grave
¿miedo a la infidelidad? No es exactamente eso, sino más bien a las
consecuencias potenciales de una infidelidad. Para que lo entiendas y yéndonos
al extremo (insisto, al extremo) podría suponer que los recursos que le destina
a su pareja e hijos, fueran invertidos en unos hijos que no fueran suyos.
Recuerda que no hablamos de emociones, sino de la jungla. Entenderás entonces
que si bien estas reacciones tienen una base instintiva pura, existen esas
diferencias radicales entre hombres y mujeres, que marcan que los miedos sean
también distintos. Aun así para ambos, ya ves que se trata de una competencia
por los recursos. Una vez dicho esto, vamos a fijarnos en el antes, durante y
después:
¿POR QUÉ SIENTO CELOS
ANTES?
Los
celos antes, no son más que la competencia entre mujeres por el mismo recurso.
Aquí hablamos de un hombre “trofeo” o un hombre objeto, al que le prestas
atención por la razón que sea. En este caso, ni si quiera tiene por qué ser el
protagonista de la acción, ya que a este nivel y cuando no has estado con él,
puedes prestar más atención a cómo cargarte a tus rivales o competidoras, más
que a ganar al hombre en sí ¿sabes de lo que te hablo? Estoy seguro que sí. Tú
que conoces mejor que nadie las armas de seducción femeninas (por llevarlas
puestas), sabes mejor que nadie el significado de una mirada, de una sonrisa
intencionada, o el de presentarse “casualmente” delante de este hombre. Por
eso, aunque no estés con él y observas este comportamiento en las demás
aspirantes, puedes sentir estos celos de competencia: ellas quieren lo mismo
que tú ¡y lo sabes!
¿POR
QUÉ SIENTO CELOS DURANTE?
Los
celos durante, son los que podríamos llamar “los naturales”. No he dicho
justificados, he dicho “naturales” ¿OK? Que no se te pase por alto este apunte,
ya que se dan cuando la pareja está consolidada, y es el compromiso entre los
miembros de la pareja el que establece el intercambio de recursos, bienes y
servicios. En el momento en el que uno cuenta materialmente con el otro para
compartir una vida juntos, una relación, una vivienda, unos hijos… entran en
juego más variables (ni mucho menos románticas, de hecho no hemos tocado el
romanticismo para nada) que sí pueden poner en riesgo el estatus de la pareja,
si resultan afectados por ejemplo, por el desempleo, inestabilidad laboral o
económica, una enfermedad… cosas de las que no se puede estar celoso
¿conclusión? los celos en una pareja consolidada son inútiles.
Aquí
la clave se llama preselección del varón: valor añadido de cara a otras mujeres
ya que el hombre tiene la validación de una ante las demás. Si es bueno para
una, puede ser bueno para otras. Parece que el hombre con el que estás, ahora
resulta más atractivo que antes para el resto de las mujeres ¿te resulta
familiar esta sensación? Si antes no tenías competidoras rivales, en el momento
en el que ya tienes pareja, notas como empiezan a rondar otras que antes ni
existían, y que ni si quiera le hacían caso a tu novio. Está claro, ahora él
está contigo y esto les dice a las demás que es “válido”. Piensa si tú misma le
prestaste atención antes o después que otras se fijarán en él.
Una
conducta típica de la mujer celosa en pareja aparte del control del móvil,
amistades y perfil de Facebook de su pareja, es la de “afear” a su novio o
marido. Esto es algo que he visto mil veces: empiezan a elegirle la ropa y
ciertos looks que no le sientan bien, de forma que no resulte atractivo a las
demás y ninguna más le preste atención ¿te resulta familiar? ¿te resulta
gracioso? Ni mucho menos es una conducta inofensiva, ya que hace alarde de
posesión y sería equivalente a obligar a tu novia o esposa a vestir con un
burka afgano “para que ningún hombre la mire”. ¿A que con este ejemplo ya no
parece tan gracioso? ¿a que no te gustaría que te obligaran a llevar burka? No
lo hagas tú con tu pareja.
¿POR QUÉ SIENTO CELOS
DESPUÉS?
Son
los que más miedo me dan y los perores celos que se pueden tener, porque sí son
objetivamente patológicos. Has “marcado” a esa persona como tuya aunque ya no
esté contigo. Pueden derivar en obsesión, acoso, persecución… que aunque
resulten muy cinematográficos, están basados en un autoengaño constante y en no
aceptar la ruptura del vínculo o compromiso. Sigues considerando a esa persona,
un recurso, un objeto de tu propiedad (nunca lo fue) y no quieres que otras se
beneficien de él. No soy de muchas bromas, pero con estos celos seguro que
nunca me oirás hacer ninguna.
Vamos
a ver si hemos aprendido algo hoy acerca de los celos: a pesar de tener una
base instintiva en la competencia por los recursos en el medio, los celos como
tales son intangibles: no se pueden medir, no se pueden cortar… tampoco se
pueden hacer desaparecer así por las buenas con auto-sugestión. Entonces ¿qué
hacemos con ellos? Lo mismo que haces con el coche: los aparcas. Los dejas a la
vista, los aceptas, sabes dónde están y por qué aparecen, pero los dejas ahí.
La pregunta es ¿acaso no te es suficiente con el compromiso adquirido con tu
pareja? Si él está contigo, entiendo que es por libre opción ¿verdad? Eso
debería tranquilizarte.
Los celos aparecerán tarde
o temprano quieras o no (y quien diga que nunca los ha sentido en mayor o menor
medida, miente o no es humano), pero es mucho más probable que aparezcan en una
persona con pocos recursos propios y dependiente, que en una persona que viva
en abundancia y sepa buscarse la vida por su cuenta. No los uses porque a día
de hoy no te van a servir para nada. Y no, no te van a hacer más feliz. Si
tienes razones fundadas para no confiar en tu pareja ¿qué haces entonces con
esa pareja?
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