Me
pregunto cuántas personas se pararán a leer las dos o tres líneas de texto
(cuando las hay) bajo la foto, en un perfil de tinder ¿alguien lo hace? ¿sirven para algo? No deja de ser un claim
publicitario dejado a la suerte de aquel o aquella que lo lea, obviamente
después de ser más o menos impactado por la imagen que hayan tenido a bien
dejarte ver para promocionarse.
A
veces me pone triste, lo fáciles que solemos ser los tíos, cuando nos entra una
mujer por la vista. Me pone triste no por ninguna casuística pseudo-romántica,
ni por un arrebato feminista que jamás padeceré: me pone triste, porque
realmente vemos en esa foto o en esa imagen, solamente lo que queremos ver.
Vamos, como los fantasmas en el Sexto
Sentido: solo ven lo que quieren ver, de forma cíclica, repetitiva y
eterna, hasta que alguien que sí les ve a ellos, les despierta a la realidad
con un “Oye, pero ¿qué dices? No sé si te
has dado cuenta, pero tú ya no estás aquí… eres un puto fantasma”.
Aparte
de la dependencia y la desigualdad, no creo que exista mayor enemigo entre las
relaciones hombre-mujer, que la idealización. Fenómeno por otra parte sin el
cual, se hace imposible que te enamores de alguien, sin antes haberlo hecho
tuyo en tu mente, adorando la idea de que ese alguien es como tú crees que es…
y no como es en realidad. Es curioso comprobar, que justo el motivo por el que
alguien se te queda dentro, es el mismo que puede hacer que lo rechaces un
tiempo más adelante.
YA NO TE QUIERO MÁS
A
veces pienso ¿y si estuviera prohibido por ley subir fotos personales a estos
perfiles a los que los usuarios decimos #MeGusta para contactar? Como cuando
empezaron los chats online y el primario Messenger de msn… ¡qué tiempos aquellos!
Había grupos de chat, por afinidades o aficiones, o temas, en los que te podías
meter y salir en cualquier momento, solamente con un nick, sin ver la cara de
nadie.
Todavía
lo recuerdo y así precisamente, hace ya mucho tiempo, llegué a conocer a una mujer
que fue muy importante en mi vida durante casi una década. No exagero lo más
mínimo, así fue. Además, te diré que no nos vimos las caras hasta nuestra
primera cita. A día de hoy con tanta imagen y exceso de información, eso mismo
parece absolutamente inadmisible. No he vuelto a tener una experiencia similar, en lo gratificante me refiero. Y se puede decir que “he
navegado” bastante desde entonces.
Otro
enemigo de las relaciones hombre-mujer, quizás pudiera ser la comodidad. Podría
decir el exceso de oferta, pero eso es inevitable. Es más, sin un exceso de
oferta, no eres libre de elegir, pero al ser más fácil elegir y ponerte como
“cliente” con exigencias, también valoras menos lo que cuesta realmente conocer
a alguien. Básicamente preferimos idealizar a conocer… parece que se disfruta
más ¿no? Mientras idealizas y te haces un dibujo personalizado de la otra
persona en tu mente, en tus sentimientos o en tu interior, nadie te lleva la
contraria. Así es más fácil ¿verdad? Ya sabes: easy comes, easy goes.
Se
acabó lo que se daba: se acabó la tontería, la estupidez, la feria, el
auto-engaño, la sugestión y la piedad contigo mismo. No te voy a decir lo que
tienes que hacer, aunque lo estés deseando como un febril
borrego. Ahora sabes más que antes, porque lo que acabas de leer aquí es verdad. ¿Qué no te gusta?
No te preocupes, siempre te quedarán las comedias románticas. Vamos ¿por qué no
te largas? ¿todavía sigues aquí? Ya estás tardando…
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