Hace
poco me llamaron egoísta y ¿sabes por qué? Si bien es cierto que cuando uno se
enamora es más flexible, no piensa tanto en sí mismo y hace todo lo posible por
hacer feliz a su pareja, eso en ningún momento, quiere decir que se deba
renunciar a uno mismo. Una cosa es que cualquier cambio, que se quiera hacer
para el bien de la relación salga desde uno mismo, de forma real y auténtica… y
otra muy distinta, es que “se dé por hecho” o se imponga que debas de pasar por
ciertos aros. De todas formas, no sabría resumírtelo en una sola frase, así que
mejor te reproduzco la conversación:
–[…]Ya verás Miguelito… tú
mucho hablar, pero cuando te venga una mujer que sí te guste de verdad y “que
te tenga cogido” le vas a decir sí a todo-
–Dudo
mucho que eso ocurra-
–Nunca puedes decir “de esta agua no
beberé”-
–Sí que se puede ¿eh?-
–¿Qué
me vas a decir? que si la encuentras ¿no te casas? Vamos hombre, te casas y todo
lo que digan… torres más altas han caído-
–Ya
te digo yo que ni lo uno, ni lo otro-
–Si
estás enamorado de verdad, eso no te lo crees ni tú-
–Es
que ya me he visto en esa situación-
–¿Y
qué hiciste?-
–Desearla
suerte y quitarme de en medio-
–No
me lo puedo creer-
–Bueno,
pues es verdad… si yo no impongo condiciones, ni meto a ninguna mujer en ningún
cajón, ni la pido que cambie, no entiendo por qué debo hacerlo yo-
–O
sea, que aunque sea una mujer maravillosa ¿no te casarías con ella si ella lo quisiera?-
–La
verdad es que no-
–Tú
lo que eres, es un egoísta: solo piensas en ti-
–Si
yo soy un hombre para toda la vida, lo único que “no me dejan”-
–Eres
un fantasma […]-
“ERES UN EGOÍSTA,
SOLO PIENSAS EN TI”
Se
supone que una relación de pareja, está basada en la confianza y en el
compartir ¿correcto? Al menos así lo veo yo… no sé, igual es que me he quedado “desfasado”
y ahora más que nunca han vuelto las peleas por intereses más que nunca. Lo que
viene siendo “la dote” pero al revés. Ya que en algunas cosas, a pesar de estar
en el S.XXI parece que seguimos en la edad media ¿A qué me refiero con la dote? Por si no sabes lo que es, te
lo resumo:
La dote es el patrimonio que la futura esposa
o su familia entregan al novio, siendo en muchos casos proporcional al estatus
social del futuro esposo. Su significado, según diferentes culturas, bien sería
el de contribuir a la manutención de la propia novia o contribuir a las cargas
matrimoniales. En todo caso, la dote se otorga al hombre quien la administra
durante la duración del matrimonio y de producirse el repudio, la separación o
el divorcio tendría que devolverla [Wikipedia]
Te
digo la dote, pero “al revés” porque
a pesar de los tiempos, la solvencia económica del varón sigue siendo un factor
fundamental y fuertemente discriminatorio de la mujer hacia el hombre, a la
hora de seleccionar pareja estable. Y no lo digo yo, que ya me gustaría que
hubiera una igualdad real de derechos y oportunidades; pero hasta en las estructuras
sociales propuestas por las feministas, encontramos siempre al varón como
responsable subsidiario en último extremo, pero ¿esto qué es? Claro, ya que el
hombre es opresor, culpable y agresor por condición, debe resarcir y compensar
a la mujer por el mero hecho de existir ¡qué bonito! ¿verdad?
Conocí
a la directora de una agencia matrimonial, que se quejaba de que los hombres
tras su primer amor o mejor dicho, tras su primer desengaño después “cerraban
el grifo de las atenciones”. Daba a entender que los hombres después de una mala
experiencia se volvían tacaños, miedosos ante el compromiso y hasta cutres en
atenciones. Dando por hecho un rol de proveedor asociado al varón, que por lo
visto a su juicio, era necesario no solo durante el cortejo, sino para formalizar
una relación.
Existe
una plataforma, a la que podríamos llamar El
Club de las segundas esposas, en donde las nuevas parejas, o segundas
mujeres de hombres divorciados, se quejaban de que a ellas “por ley” no les
tocaba o correspondía nada, y apenas tenían derechos como esposas. Me reventaba
ver, que apoyaban a sus maridos o novios, acompañándoles en la lucha por sus derechos,
por la parte que no les tocaba a ellas.
EL EXPOLIO AL HOMBRE NO DEJA DE ESTAR "DE MODA"
En
ningún caso, por el expolio que sufren muchos varones divorciados o separados y
que en demasiadas ocasiones, no les permite rehacer su vida de forma digna. Si
bien a un hombre divorciado con hijos, le cuesta económicamente y mucho
levantar cabeza, está visto que el ¿Y lo mío qué? Está siempre presente. También
es cierto, que el silencio impuesto a los derechos del varón en la legislación,
política y medios de comunicación, es manifiesto. Y parece que si quizás lo
reclaman ellas por ellos (pero para ellas en el fondo), la reclamación tiene
más fuerza ante las instituciones.
También
he conocido mujeres, que una vez habiéndome sentado con ellas para hablar más
en serio acerca de lo que querían en la vida, para contrastarlo con lo que
quería yo y ver si encajábamos, se referían a sus anteriores parejas como “ratas”,
peseteros, egoístas, agarrados y hasta miserables… entendiéndolo todo, en
función de poner o no poner recursos económicos a su libre disposición. Aunque
si es verdad, que este perfil en concreto, es más “pijo”, esta queja es
bastante común, y encontrarte con una mujer que se queja de que tiene que ser,
o ha tenido que ser el soporte económico de su pareja masculina, en el presente
o durante un tiempo, no es tampoco algo infrecuente.
Da
la sensación, que emparejarse de forma sólida y en el largo plazo, supone “un
asalto a la caja fuerte”. Y que el hombre por condición y por programación
social, debe ser exprimido cediendo la totalidad de sus recursos, ya que si no,
no entra en la estructura. Lo digo por el contrato de matrimonio, porque si nos
quedamos en pareja de hecho, las condiciones de protección social hacia los
hijos, o bien por ejemplo, el derecho a una pensión de viudedad como protección
social hacia tu pareja cuando falleces, se queda también corta. Tanto en un
sentido como en otro, de ella hacia él y de él hacia ella.
O
sea, es la propia estructura social apoyada en base a una escala arcaica de
necesidades teóricamente caducadas a día de hoy, que siguen fomentando la
dependencia económica de la mujer hacia el varón. Y no veo que esto se discuta
en ningún foro. Optaría por reunir a cien mujeres bajo riguroso anonimato, a cumplimentar
una encuesta en la que tuvieran que discernir, si lo que realmente desean es
una igualdad real de derechos y oportunidades, o un acuerdo de conveniencia
económica que a modo de seguro de vida, les garantice un estatus. Espérate ¿me
vas a llamar machista? Machistas lo serán ellas…
Se
acabó lo que se daba: se acabó la tontería, la estupidez, la feria, el
auto-engaño, la sugestión y la piedad contigo mismo. No te voy a decir lo que
tienes que hacer, aunque lo estés
deseando como un febril borrego. Ahora sabes más que antes, porque lo que acabas de leer aquí es verdad.
¿Qué no te gusta? No te preocupes, siempre te quedarán las comedias románticas.
Vamos ¿por qué no te largas? ¿todavía sigues aquí? Ya estás tardando…
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