Para empezar un ejercicio de humildad: mírate al
espejo. Cada vez que yo lo hago se me quitan todas las tonterías de la cabeza,
y por si me queda alguna coletilla de resquemor, me pregunto ¿en qué mundo
crees que vives? La respuesta es la que es: es
lo que hay y estas son mis cartas. Me gusta recrear la escena en la que Tony Manero se prepara frente al espejo
en Fiebre del Sábado Noche, es una de
mis escenas preferidas. Tony imita
las poses de Bruce Lee frente al
espejo, preparándose para salir a partir la pista de baile, porque esa es su
guerra.
A mí todavía se me escapa aquello de “cuando sea mayor
me gustaría ser como…” sin darme cuenta en un primer momento, de que en efecto
ya tengo una edad y ya soy “mayor”. Estudié la carrera que estudié, porque en
su día quería terminar con el hambre en el mundo, eso era lo que yo quería.
Después me enrolé con los misioneros porque quería hacer lo mismo, pero “desde
dentro” para tocar el corazón de la gente y quería que mi vida sirviera para
algo. Seguidamente empecé a escribir porque quería “liberar mentes” y ¿qué es
lo que he conseguido? A día de hoy vivo en una isla, trabajo en una
corporación, dentro de una dirección comercial y mi curro se traduce en control
y ventas. No sé qué decirte…
Desde luego las decisiones que he ido tomando, me han
encaminado hacia donde estoy ahora mismo. No puedo culpar a nadie, no puedo
decir que me haya ido mal, tengo un buen trabajo y afortunadamente nunca me ha
faltado, pero hay una parte de mí que me sigue reclamando ese “algo más” que
desde siempre he sentido que debía aportar al mundo. Como Tony yo también me miro al espejo antes de salir y fantaseo
imitando a Bruce Lee.
SI DAS LA CARA
TE LA PUEDEN PARTIR
Después está el lado realista, que lejos del altruismo
y del idealismo, hace que al otro lado del espejo se nos aparezca Tyler Durden diciendo aquello de: no sois vuestra cuenta corriente, no sois el coche
que tenéis, no sois el contenido de vuestra cartera, no sois vuestros
pantalones, sois la mierda cantante y
danzante del mundo [Fight Club, 1999]. El alter ego de un simple oficinista
sin nombre, un tipo cualquiera como tú y como yo, que acaba por no aceptar el
quedarse sentado, creando un personaje capaz de hacer todo aquello que nunca se
ha atrevido a hacer.
El día a día puede terminar con tu vocación si no le
dedicas un tiempo concreto y exacto: sea más o sea menos, pero hay que dar un
tiempo a aquello que te hace crecer y sentir bien contigo mismo. Aparte, hay
que comer y hay que pagar el alquiler: esa deuda siempre estará presente. No
creo que exista compromiso más fuerte que el ser uno mismo y dar vía libre a la
verdadera vocación, por eso decir que “el mundo no te deja ser quien eres” es
solamente un pretexto para dejarte llevar, eso siempre será lo más cómodo.
Y si me miro al espejo, y en lugar de ver un reflejo
de Bruce Lee, veo un reflejo de Tyler Durden… es que hay algo que no
marcha del todo bien: Tyler no es
real. No es que no tenga razón en todo lo que dice, simplemente no aporta, solo
destruye. Está bien si eres un adolescente y sientes admiración por un
personaje rebelde pero ¿qué hace aparte de ser guay? Básicamente echarlo todo a
perder. No puedes echarle la culpa al mundo de que no te deje ser quién eres
porque esa identidad solamente te pertenece a ti y tú eres el único que decide
sacarla o no, no el mundo. Y si no te gusta el mundo ¿qué? ¿te lo cargas? Muy
maduro si señor ¿y qué vas a poner en su lugar? ¿un busto con tu imagen en la
plaza del pueblo? Eso ya lo hacen los dictadores.
HAY QUE SALIR A LA PISTA
Aunque salgas con la cara partida, hay que salir. Es
la única forma de poder hacer algo. En la medida en que te parezcas a tu alter
ego, sabrás si tu verdadera vocación se replica o no en tu día a día. Si
realmente quieres dejar huella y no dedicarte solamente a pagar facturas, ese
tiempo que le dedicas a tu vocación ha de ser real. Y te partirán la cara,
probablemente te la partan, o lo intenten… todos aquellos que no se atreven a
dar la suya propia y que quieran que todo se quede como está, porque así
resulta más fácil no cuestionarse una vía alternativa.
Si lo haces, demostrando que sí se puede hacer algo
distinto, harás que otros se incomoden por tambalearles el esquema establecido.
No esperes que te anime nadie, porque quizás no encuentres a nadie que lo haga
y eso te desanime. La cuestión es si lo haces por ti o lo haces “para que te lo
vean hacer”. Puedes creer que alguien que vive de su vocación es alguien
afortunado ¿cierto? Pero lo que es verdad, es que si ese alguien vive de su
vocación es porque le ha dedicado un tiempo concreto, y eso ha hecho que cada vez
que se mire al espejo, vea lo que quiere ver y no un fantasma. Dime ¿le dedicas
tiempo a tu vocación?
Se acabó lo
que se daba: se acabó la tontería, la estupidez, la feria, el auto-engaño, la
sugestión y la piedad contigo mismo. No te voy a decir lo que tienes que hacer, aunque lo
estés deseando como un febril borrego. Ahora sabes más que antes, porque lo que acabas
de leer aquí es verdad. ¿Qué no te gusta? No te
preocupes, siempre te quedarán las comedias románticas. Vamos ¿por qué no te
largas? ¿todavía sigues aquí? Ya estás
tardando…
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