A riesgo de que mis amigos más deportistas y más sanos
me retiren la palabra o me manden al carajo, debo decirte que un hombre que
parezca perfecto sobre el papel, o cuya imagen roce esta perfección hay que tenerlo
en cuarentena y a una distancia prudencial. No es algo que te suelte de forma
arbitraria, puede haber varias razones que no solo una, te puede gustar más o
te puede gustar menos, pero nunca fue más cierto aquello de que no te puedes
fiar de alguien que te dice que nunca se ha emborrachado.
No se trata de discriminar por vicios, ni de crear
agravios comparativos entre los individuos que somos más propensos a caer en la
concupiscencia que los que no, se trata más bien de la polaridad del individuo.
Polaridad hablando de energía, de liberarla, de gastarla, de invertirla, o de
simplemente dejarla ir sin contenerla dentro. Aquí si me lee algún deportista,
se estará colgando la medalla de “yo libero energía haciendo ejercicio y me va
muy bien”. Ya, pues bueno… yo te respondo que si la tienes que liberar así es
por algo, tú sabrás por qué.
¿Un prejuicio? No sabría si llamarlo así, pero alguien
que se cuida excesivamente, solamente es alguien que ha cambiado una esclavitud
por otra. Con esto quiero decir, que el cuerpo humano y su balance energético
son relativamente sencillos. Yendo a lo básico, o mucho mejor dicho a las
necesidades básicas, estando estas bien satisfechas y cubiertas, la liberación
de “energía sobrante” pasa a ser un mero trámite que no es necesario
intencionar.
¿No me entiendes? Hablo de comer, beber, follar y
dormir ¿te molesta que te hable como si fueras un animalito? Pues es lo que
eres, acéptalo y sufrirás menos. No sé cuántas kcal. se quemarán en una clase
de spinning o de pilates, pero de lo que estoy seguro y creo que es mucho más
visible a todos, es que practicando sexo, se libera energía de forma natural (y
se disfruta). Y cuando se duerme, el cuerpo consume energía restableciéndose y
regenerándose a nivel celular. Es una perogrullada, pero el spinning o los
pilates no son mecanismos intuitivos en la fisiología del cuerpo humano,
mientras que el sexo y dormir si lo son ¿me pillas? Ya te dije que era una solemne
perogrullada, pero…
… de los vicios que te hablaba en el título, eran vicios
que pudiéramos llamar vicios visibles.
¿Qué es un vicio visible? Es una
concupiscencia, un exceso o hábito que sin ser bueno por el mero hecho de ser
un vicio, no es tan malo al no llegar a ser una adicción o una dependencia. No
justifico el alcohol, no justifico el tabaco, no justifico el sexo por el sexo
como adicción… no se trata de decir qué hábito es mejor o peor, si no del grado
en el que se disfrutan o se padecen estos hábitos. Date cuenta que digo
disfrutar o padecer, hay una diferencia grande.
CUANTA MÁS PERFECCIÓN PERCIBAS EN APARIENCIA, MÁS
JODIDA ES “LA CARA B” DE ESA PERSONA
Y más profundo será su lado oscuro. Esto es jodido
¿eh? Y si llevas una vida sana te están entrando ganas de mandarme a la mierda,
pero ya verás cómo lo entiendes enseguida. Aunque no te lo parezca, existe un
paralelismo muy grande entre la vida sana y la santidad ¿por qué? Las
tentaciones a las que se ve sometida una persona que se cuida en exceso, son
mucho más verticales y punzantes que las tentaciones de alguien que en mayor o
menor grado, sucumbe paulatinamente a los vicios que llamábamos visibles.
Cuando por ejemplo, un llamémosle “hombre limpio” con
hábitos de vida constantemente saludables sucumbe a una tentación, lo hace de
forma mucho más vertical y mucho más intensa, que un llamémosle también “hombre sucio” que ya ha regularizado esa toxina, o ese mal hábito en su
organismo o en su comportamiento. No todo se come, se bebe o se folla, también
se pueden tener vicios conductuales o patrones de conducta nocivos, que pueden
terminar en degeneraciones.
Dicho de una manera gráfica: un traje blanco es mucho
más fácil de ensuciar que uno gris. No digamos ya uno negro, en el que ni si
quiera se aprecia la mancha ¿lo pìllas? Es algo bastante intuitivo de ver:
estás más pendiente de no ensuciar el traje blanco que de disfrutar lo que
estás haciendo o centrarte en lo que tienes que hacer por no mancharlo. No deja
de ser una esclavitud que hace que estés absolutamente centrado en ti mismo
obviando realidades ajenas que te pueden afectar. Alguien que está
completamente pendiente de sí mismo, no tiende a empatizar con quienes les
rodean.
Cuando las mujeres de hoy en día dicen que no quedan
hombres, les callaría la boca respondiéndolas que no saben buscar. Si quieren
hombres, deberían ir a un bar donde pongan fútbol o rugby a la hora a la que
haya partido, y entre pinta y pinta se pongan a hablar con este y con aquel.
Ahí si van a encontrar hombres reales, de los que trabajan, tienen amigos y
vidas corrientes. Si los que buscan es un Mr. Perfecto, o un Christian Grey, muy guapo, muy cuidado y
con mucha pasta, se encontrarán con un degenerado con una cara B severamente
jodida, que no libera sus concupiscencias de una forma medianamente normal.
Se acabó lo
que se daba: se acabó la tontería, la estupidez, la feria, el auto-engaño, la
sugestión y la piedad contigo mismo. No te voy a decir lo que
tienes que hacer, aunque lo estés deseando como un
febril borrego. Ahora sabes más que antes, porque lo que acabas de leer aquí es verdad. ¿Qué no te
gusta? No te preocupes, siempre te quedarán las comedias románticas. Vamos ¿por
qué no te largas? ¿todavía sigues aquí? Ya estás tardando…