Nos han
metido tantas cosas en el disco duro que no tienen utilidad práctica en la vida
real, que si empiezo me quedo solo. Porque digo yo, que si lo que aprendiésemos
en el proceso educativo, al inicio de nuestra vida antes de ser “útiles social
y económicamente” realmente valiera para algo, la vida al menos en un primer
momento sería mucho más sencilla. Cuando uno va creciendo y teniendo
experiencias, se da realmente cuenta que son estas experiencias las que le van
enseñando cosas útiles, para las que antes de haberlas pasado no estaba
preparado ni lo más mínimo ¿cómo adaptarte a los cambios? ¿cómo valerte por ti
mismo? ¿cómo superar un desengaño? ¿cómo relacionarte de forma sana con el sexo
opuesto? ¿cómo tomar decisiones?
Fíjate
que todas estas cosas, en el día a día quien las tenga dominadas, podemos decir
que la vida le debe ir bien ¿verdad? Alguien que tiene respuesta a todas esas
preguntas en su propia vida, le deben ir bien las cosas porque siempre tendrá
elementos de respuesta para desenvolverse en el día a día, en su trabajo, con
el sexo opuesto y en su vida personal, cada vez que se den cambios o pruebas
que se vea obligado a superar. ¿Conoces a alguien así? ¿Nos han enseñado alguna
de estas cosas en el colegio? La respuesta es no. No sé cuál es la razón
concreta, pero estas cosas por lo visto no interesa enseñarlas en el colegio.
En
cambio, una cultura de imagen perfecta, la apariencia, el romanticismo, el afán
consumista, la búsqueda del placer y la idea del dinero, inundan por todas
partes el cine, la TV, el ocio, la publicidad y el día a día de todas las
personas habidas y por haber que tengan ojos y oídos para percibir. No lo dan
exactamente en el colegio, porque no hace falta: estos valores sí te los
encuentras en todas partes. Supongo que al final se trata de que consumamos
productos y servicios, y que firmemos contratos que nos comprometen a pagar
facturas, asociando todos estos valores añadidos en cada bocanada de aire que respiramos,
para sentirnos “personas en sociedad”. Estar dentro de #TheMatrix lo es todo.
No nos
enseñan porque no debe interesar, pero esto ya está dicho y redicho. Si somos
personas activas, autosuficientes y con capacidad de decisión, somos un perfil menos
consumista y comprometido a pagar. Un perfil independiente, libre y autónomo
elige qué consumir, por lo que pagar y además es capaz de generar bienes y
servicios que den respuestas a necesidades concretas no pactadas
comercialmente. No conviene que seas un generador, o un creador, porque le
quitas cuota de mercado a los que ya están diciéndote con anterioridad qué
consumir y qué no. En #TheMatrix este comportamiento no está permitido, no hay
lugar en el sistema para los rebeldes.
Y ENSEGUIDA APARECE
UN
AGENTE PARA DETENERTE
Aun
así, el gran problema no es este. El problema es que el mercado está
sobresaturado porque somos ciento y la madre, y hace ya tiempo que “éramos
pocos y parió la abuela”. Y debe ser que la única forma de intentar que toda
esta burbuja occidental se sostenga, es que seamos tratados como animales de
granja predestinados a consumir aquello que nos dicen. Si fuésemos menos, sería
más fácil que cada uno gestionara sus propios recursos, que cada uno “tuviera
más fácil” al menos en principio ser autónomo, generador de bienes y servicios.
Si fuésemos menos, seríamos de todas todas, más ecológicos o compatibles con el
medio; pero para eso ya es tarde, porque somos demasiados y si queremos seguir
viviendo en una microburbuja de bienestar, esto solo puede conseguirse
renunciando a la libertad.
Ofende,
o quizás más de uno se sienta ofendido ante esta realidad, pero es la que hay.
La idea romántica de ir a la contra es atractiva, la de mantenerse aparte de
este emporio para el cual solo somos un número al que van asociadas unas
cuantas facturas al mes. Las ideas de rebelión, de justicia, de libertad, son
las ilusiones que nos ponen delante, para que en cierta medida no caigamos en
el sinsentido de esta versión de #TheMatrix en la que nos movemos. Básicamente
y en resumen, a nivel individual te puedes plantear no caer en el borreguismo,
pero si de verdad quieres salirte del redil, no queda otra que irte a otra
parte donde no llegue la TV ni los cajeros automáticos.
La
pregunta es ¿quedará algún lugar así en el mundo? Y si así fuera ¿de verdad
estarías dispuesto a renunciar a todo lo conocido hasta ahora para empezar de
cero? ¿una isla desierta con conexión a internet? A veces lo pienso, pero así
no parecería demasiado desierta. Supongo que terminaría por echar de menos,
algo tan simple como un café recién hecho, o el poder sentarme a escribir lo
que se me ocurriera. Si no pones la TV, ni escuchas las noticias, ni consumes
lo que te dicen que consumas, ni votas a quien te dicen que has de votar, ni
tienes conexión a internet, ni contratos que te comprometan a pagar facturas
por bienes y servicios… simplemente, no existes. Al menos aquí no.
DERECHO A BERRINCHE Y
PATALEO
Creo
que se nota y mucho que no me gusta el mundo que me rodea. Algún lector me lo
ha recordado alguna vez, y no puedo negar que es una verdad como un templo. No
me gusta, no me gusta absolutamente nada. Supongo que es porque no me siento
identificado por dentro, con el escenario ¿impuesto? Lo pongo con interrogantes
de lo de impuesto. A veces y dentro de mi ignorancia que es mucha, desearía
haber nacido en otra época en la que las batallas fueran otras, y en la que la
vida, el amor, el trabajo o incluso la muerte fuesen más “naturales” y por
tanto más fáciles de asimilar. Pero con este disco duro que habita en la base
de mi cerebro, complicado veo desprenderme de todo el lastre que me tiene
dentro de un capullo gelatinoso, generando energía en #TheMatrix.
Después
de todo, no parece que se nos vayan a aparecer ninguna Trinity o ningún Morfeo a
ofrecernos la liberación, ni que nos vayan a poner delante la pastilla roja o
la pastilla azul, para salir o quedarnos en esta #TheMatrix que nos rodea. La
cosa no funciona así, pero supongo que no soy el único que más de una vez se
haya planteado, al menos en un momento vivir al margen, aunque de forma total
sea una idea difícilmente materializable. El hecho es, que si no tuviéramos ese
punto de esperanza o rebeldía, y de vez en cuando no nos hiciéramos preguntas,
el sinsentido existencial lo inundaría todo con un ¿todo esto para qué?
Y si el
ser humano no tiene esperanza, deja de moverse, se rinde y se para en seco… y
por lo tanto, no trabaja, ni produce, ni se relaciona, ni nada de nada: la
máquina dejaría de funcionar. Así que se nos permite esa ilusión de libertad,
en función de que el sistema siga funcionando. Es curioso ¿verdad? Como aunque
en cierta forma nos consideremos rebeldes, esta propia rebeldía actúa en
función de mantener un sistema a flote que no es que nos esclaviza, es que como
en #TheMatrix, nunca hemos nacido libres. Creemos que lo somos, al menos por
dentro, en nuestra conciencia, porque de no ser así ¿qué objeto tendría todo
esto? Animalitos somos.
Se
acabó lo que se daba: se acabó la tontería, la estupidez, la feria, el
auto-engaño, la sugestión y la piedad contigo mismo. No te voy a decir lo que tienes que hacer,
aunque lo estés deseando como un febril borrego. Ahora sabes más que antes,
porque lo que
acabas de leer aquí es verdad. ¿Qué no te gusta? No
te preocupes, siempre te quedarán las comedias románticas. Vamos ¿por qué no te
largas? ¿todavía sigues aquí? Ya
estás tardando…
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