Una
mañana cualquiera no hace mucho, estando en la oficina, bajé como todas las
mañanas a eso de las diez y pico a la máquina del café. Hay dos dispensadoras
de este líquido elemento en la planta sótano, eché la moneda en una y mientras
la máquina se lo pensaba, en la de al lado se juntaron tres compañeras que
estaban hablando de que ojalá les tocara la lotería. Lógico: estamos muy
quemados, aunque yo no juego a la lotería, ni echo la quiniela ni el Euromillón
porque no creo en la suerte, no me extraña que la gente desee ser tocada por la
gracia de la citada Sra. Fortuna. Hasta aquí todo normal, yo a mí café hasta
que de pronto oigo a una de las tres –Si
mi marido fuera un hombre como dios manda y ganara más dinero ¡aquí iba a estar
yo trabajando y perdiendo juventud y salud!- ¿Perdona? ¿pero cómo se puede
ser tan zorra y mala persona? Cada día me reafirmo más, en que la soltería a
pesar de sus momentos difíciles, es la mejor opción.
Debo decir que trabajo en una compañía en la que la plantilla femenina debe rondar entre un 70-80% del total. Me dieron ganas de darme la vuelta y contestar. Y de hecho, en mi vida diaria, privada y cotidiana, tiendo a contestar, y a además a decir lo que pienso, por lo que nunca me faltan líos, discusiones y antipatías en lo que a batallitas hombre-mujer se refiere. Soy un tipo reactivo o muy reactivo (nunca lo he escondido) y como tal, reacciono –Relaja, haz como que no lo has oído, estás en el trabajo y esa es una conversación ajena. Ni te va, ni te viene… esa tía es el problema de otro, no el tuyo- OK, pues el nene se va con su café a otra parte para que le dé el aire y se le enfríe la cabeza un poco, que a esa hora de la mañana, ya le han puesto la cabeza como un bombo a base de llamadas y correos electrónicos, en los que aparece de forma obcecada e insistente la palabra “urgente”.
Debo decir que trabajo en una compañía en la que la plantilla femenina debe rondar entre un 70-80% del total. Me dieron ganas de darme la vuelta y contestar. Y de hecho, en mi vida diaria, privada y cotidiana, tiendo a contestar, y a además a decir lo que pienso, por lo que nunca me faltan líos, discusiones y antipatías en lo que a batallitas hombre-mujer se refiere. Soy un tipo reactivo o muy reactivo (nunca lo he escondido) y como tal, reacciono –Relaja, haz como que no lo has oído, estás en el trabajo y esa es una conversación ajena. Ni te va, ni te viene… esa tía es el problema de otro, no el tuyo- OK, pues el nene se va con su café a otra parte para que le dé el aire y se le enfríe la cabeza un poco, que a esa hora de la mañana, ya le han puesto la cabeza como un bombo a base de llamadas y correos electrónicos, en los que aparece de forma obcecada e insistente la palabra “urgente”.
TIENES RESPONSABILIDADES
¡Y LO SABES!
Lo
jodido, es que a mí las palabras siempre se me quedan dentro, y no puedo evitar
ver los escenarios en 3D que ellas provocan en mi imaginación y en mi
conciencia. Es una sensibilidad que he heredado de mi madre y a mucha honra, y
que nunca me ha fallado en los momentos críticos. Por un momento vi al marido
del que se estaba quejando esa mujer, como si fuera gratis exprimir a un tío y
no pude evitar ponerme en su piel. Me lo imaginé llegando a casa a las 21:00 de
la noche, recibiendo un listado de reproches y tareas pendientes, fruto de la
insatisfacción de su mujer. No es mi problema, lo sé: yo me lo guiso, yo me lo
como. Muchas de las empleadas de esta compañía en la que trabajo optan por la
jornada reducida, o están a media jornada: es algo habitual. En cambio, de los
pocos que somos, ni dentro ni fuera de mi empresa, he conocido a un solo hombre
que se acoja a esta.
ERES UN "MACHISTA" PORQUE
TIENES UN TRABAJO DE OCHO
HORAS (O MÁS)
Para
hablar, antes tengo que tener presente que en la clase media trabajadora, cada
vez menos media y cada vez más trabajadora, al menos a día de hoy es
prácticamente imposible mantener un hogar familiar con un solo sueldo. Esa idea
por ejemplo, la energúmena que se quejaba de que no tenía un marido como dios
manda, no parece procesarla dentro de su supuesta inteligencia. Por otro lado,
está muy claro: si no estás conforme con tu situación, cámbiala. Deja a tu
marido y vete con otro que tenga más pasta, o que ni si quiera le haga falta
trabajar… porque ¿es eso lo que quiere? ¿verdad? Al menos es lo que se pudo
entender de ese reclamo. También se puede buscar ella un trabajo mejor pagado,
o emprender un negocio propio y con ello darnos un ejemplo a todos de
iniciativa empresarial ¿por qué cojones no lo hace y deja de responsabilizar a
su marido de su situación?
No
tendría porque hacerlo tampoco, es una mujer libre y si ha optado por estar con
ese hombre, lo ha hecho desde su libertad ¿o no? También tiene derecho a
quejarse porque sí ¿por qué no? O quizás si esa mujer se pone un precio,
ninguno de los supuestos putos amos, hombres como dios manda o maridos con más
brillo, la quieran comprar precisamente por poder elegir una mujer que les
convenga mejor: más atractiva, más femenina, pero sobre todo con mejor fondo y
mejor persona. Porque claro, delante de un heredero, el “amor” fluye mucho más
rápido y los atributos y bondades de la personalidad, se exaltan siempre para
bien: donde hay abundancia, no hay quejas. Parafraseando a mi estimado Daniel Díez: si tu mujer está contigo, es porque no puede estar con otro mejor.
Pero bueno, hablemos de igualdad…
CARIÑO, SI NO TE GUSTA
¡HAGÁMOSLO AL REVÉS!
Cuando
dije que no conozco a ningún hombre en la compañía en la que estoy, que trabaje
en jornada reducida o media jornada, quizás sea porque los hombres no tenemos
por regla general esa opción, o mejor dicho: porque no nos podemos plantear esa
opción, si realmente tenemos que tirar del carro por la parte que nos corresponde. De todas formas, y en una época en la que afortunadamente tenemos
los mismos derechos, está por ver todavía que un marido le diga a su mujer –Yo me quedo con los niños en casa y tú ponte
a trabajar a jornada completa- A los hombres no se nos presente esta
opción, pero de todas formas, quisiera ver por un agujerito, la cara de más de una cuando se le presentara esta posibilidad en bandeja, o quizás en lugar de una opción, que tuviera que asumir esta situación sí o sí ¿cuántas
mujeres conocemos tú y yo capaces de procesar ese cambio y de asumir esa
responsabilidad? Aceptándolo me refiero, no imputándoselo al varón, o
reprochándoselo como una carga.
Se acabó lo que se daba: se acabó la tontería, la
estupidez, la feria, el auto-engaño, la sugestión y la piedad contigo mismo. No
te voy a decir lo que tienes que hacer, aunque lo estés deseando como un febril borrego.
Ahora sabes más que antes, porque lo
que acabas de leer aquí es verdad. ¿Qué no te gusta? No te preocupes, siempre te quedarán las comedias
románticas. Vamos ¿por qué no te largas? ¿todavía sigues aquí? Ya
estás tardando…
No hay comentarios:
Publicar un comentario