Madrugada
del sábado noche, estoy en una habitación de hotel después de haber llegado
machacado de una boda. Compruebo que ya no emiten por TV ninguna película y me
he llevado por delante tres cuartas partes del minibar. Estoy haciendo zapping
por si pillo Paramount Channel que
nunca me falla, pero la antena del hotel
no lo coge. Me jode. Me gusta quedarme dormido viendo una peli. Mientras paso
los canales, lo de siempre a esas horas: líneas eróticas, concursos de sopas de
letras imposibles con presentadoras de escotes astronómicos y consultorios de
tarot. Elijo uno ¿cuál? el único consultorio que tiene una presentadora que no
va vestida de lagarterana. Llamada tras llamada me doy cuenta de algo:
Casi
todas las llamadas eran de hombres de entre 35-45 años preguntando por su
situación amorosa presente y futura: me dio y me da mucho que pensar. Se
identificaban por su signo del zodiaco y edad, pidiendo que les hablaran del
amor. La proporción de hombres era tal, que hasta la presentadora del programa
hizo mención de tal fenómeno. Pensando un poco, si te das cuenta: sábado noche,
madrugada, soledad y posible borrachera. Es una mezcla explosiva para que a un
hombre se le despierten todos los demonios y fantasmas del pasado, presente y
futuro… como en el Cuento de Navidad
de Dickens, pero de verdad. Por
cierto, yo también tengo mi versión de
dicho cuento.
Escuchando
a los hombres que llamaban, entendí que muchos tíos, por no decir demasiados,
por no decir la mayoría y por no decir la práctica totalidad, hipotecan sus
decisiones, sexo, voluntad y tiempo, por no verse capaces de afrontar esos
momentos de soledad que tarde o temprano, todos tenemos. Sí , he dicho todos y
no me equivoco lo más mínimo. Si preguntas a un taxista, a un ingeniero, a un
ejecutivo o a un funcionario que estén casados, de fondo está siempre el miedo
de la soledad en la vejez. Para el varón es algo así como la muerte entre las
muertes, y se le tiene miedo… mucho miedo.
Si bien
a un abuelo que ha tenido muchos nietos y bisnietos, se le admira por toda su
descendencia, creo que realmente por lo que se le admira, es sobre todo por las
renuncias que ha tenido que hacer en familia, para sacar a su gente adelante.
Eso sí es digno de admiración, pero hay que esperar y mucho para ser merecedor
de ello. Es algo que un hombre solamente podrá ver quizás al final de sus días,
pero desde luego no es la razón por la que en el día a día, millones de hombres
que no saben convivir consigo mismos y que temen que cuando sean viejos, no
haya nadie que les cuide, les motive a fundar una familia.
“SEGURIDAD”ANTE TODO
¿VERDAD?
¿Qué
por qué lo sé? ¿por qué estoy tan seguro de ello? Yo también soy hombre, mis
miedos no son distintos, pero convivo con ellos a diario. Ellos tienen su
espacio y después yo tengo el mío que es más grande, pero por ello no dejo que
me dominen. Estar lo que es estar, están. Van con los genes, básicamente porque
si como hombre no procreas, dejas de existir. Es así de simple, así de burdo y
así de básico. Por eso, con tal de seguir existiendo, muchos de nosotros lo
hipotecan todo a una sola carta, como si no hubiera un mañana, con tal de darle
un sentido a su existencia dentro de este teatro. Lo pueden pintar como
quieran, dignificarlo, justificarlo, enseñarte la foto de sus hijos que llevan
en la cartera, etc. Lo que hay en el fondo, es lo que te acabo de contar:
MIEDO.
Los que
hayan aguantado leyendo hasta aquí, saben que este pensamiento es excesivamente
común, pero no justifica bajo ningún concepto que el miedo les domine y que se
hayan convertido en meras sombras de los hombres que una vez fueron, o que
creyeron ser. No lo justifica, por más fotos que me enseñen y por más segundas
residencias que tengan en alquiler. Estos hombres dan por hecho que una vida se
puede comprar pagándola y no se dan cuenta, y no quieren ver, que hay tantas
cosas que no dependen de nosotros, que prefieren creer que todo está bajo
control si siguen el plan que les dictan. Mejor así, no sea que venga alguien y
le derrumbe el castillo de naipes.
Se
acabó lo que se daba: se acabó la tontería, la estupidez, la feria, el
auto-engaño, la sugestión y la piedad contigo mismo. No te voy a decir lo que tienes que hacer,
aunque lo estés deseando como un febril borrego. Ahora sabes más que antes,
porque lo que acabas de leer aquí es verdad. ¿Qué
no te gusta? No te preocupes, siempre te quedarán las comedias románticas.
Vamos ¿por qué no te largas? ¿todavía sigues aquí? Ya estás tardando…
No hay comentarios:
Publicar un comentario