Era el
año 92, una tarde de mayo Carolina
volvía del instituto. Estaba haciendo 1º de B.U.P. y siempre lo aprobaba todo
con nota. Era una chica de notables y “sobres”, súper buena estudiante. Serían
las 17:00H de la tarde. Fue directa a su habitación a dejar la mochila y a
encender el ordenador. Mientras éste tardaba en arrancar, fue a buscar a Toñi, su madre, para darle un beso y
hacerle un breve resumen del día, como siempre hacía cuando llegaba a casa. Cuando
entró en la salita, encontró a su madre sentada en el sillón con la cara
descompuesta y los ojos como tomates de haber llorado largo y tendido. Carolina fue corriendo a ver qué pasaba,
se abrazó a su madre y con preocupación le preguntó –¿Qué te pasa mamá?- Aguantando el llanto, Toñi le dijo lo siguiente: –Hija,
ten tu trabajo, tu independencia. Jamás de los jamases dependas de un hombre-.
Acabamos de asistir a la génesis de la futura ministra de Igualdad. Pero
espera, que esto no ha hecho más que empezar:
Lo que
le dice Toñi a Carolina, es el guión básico que cualquier madre tiene para su hija
digamos desde hace unos 30 años para acá. A mí me parece bien. No ser
dependientes es algo bueno. Lástima que se centren sólo en lo económico y no
tanto en decirles que estar solas más allá de los 30 no es un fracaso, que
puede ser una elección. Las frustraciones de las madres de la anterior
generación, todavía pesan demasiado sobre la educación recibida por las mujeres
actuales, que no hace mucho eran jóvenes adolescentes preparadas para comerse
el mundo.
Porque
después de malas parejas, de fracasos por elegir varón pasionalmente y del me
follo a todo lo que me apetece porque soy una mujer liberada, moderna e
independiente, llegan las prisas por pillar pareja. Y oyes la cantinela de
siempre:
“Es que ya no quedan hombres de verdad”
“Es que los hombres tienen miedo al
compromiso y no maduran”
“Es que los hombres solo servís para una
cosa” (Lo dice por lo de follar, por si no lo habías cogido).
A esto
deberías de aplicarle un traductor: No es que solo sirvamos para follar. O que
el mercado de hombres solteros de pena. Por cierto ¿Y cómo es el de solteras?
Al grano, lo que pasa es que lo que ve, no le gusta. Lo “bueno” está pillado y
el resto parece ser que solo buscan follársela. Porque es lo que hacen. Y luego
si te he visto no me acuerdo. Yo como consejo les diría que también deberían
aplicarse un poco de autocrítica. Igual es que tampoco ellas son tan
“chollazo”.
¿PERDONA?
PORQUE YO LO VALGO
Así que
la pataleta es esa: “No servís para nada.
Sois muy mierdecillas todos y solo dais dolores de cabeza”. Analicemos la
situación: Una mujer liberada. Sin prisas por estar con el “hombre de su vida”
ha estado de pareja en pareja. Algunas duraron una noche. Otras algunas semanas
y alguna hasta varios años. Pero todas sin demasiadas prisas en cerrar el
trato. Ya habría tiempo para eso si no surge nada mejor.
Pero es
que pasada la trentena, resulta que su valor de mercado ha bajado. Y lo peor.
Los hombres de valor ya están pillados. El mercado de solteros es bastante
deficiente así que toca liarse con hombres comprometidos que por supuesto no
quieren dejar a su actual pareja. Solo buscan fuera lo que no encuentran dentro
de sus actuales matrimonios. El escenario el siguiente:
Soltera
con ganas de agarrar a un buen hombre con el que cerrar un trato que de la
estabilidad “emocional” a su vida. Problema: A algunos hombres no les interesan
esos tratos. ¿Qué ofreces? Porque las hay más buenorras. Que por mucho que
intentes perder los kg que ganaste estando en tu anterior relación, la edad no
perdona y vienen arrasando chicas jovencitas bien tremendas, con todo en su
sitio y no tan peleadas con la vida. Y sobre todo, con menos exigencias.
Pero lo
más importante. Los hombres que merecen la pena y están solteros igual son
inteligentes y también están empezando a aplicar aquello de “Sé independiente, nunca dependas de una
mujer para vivir”. O sea, que la cosa se empieza a poner en contra de
una. El hombre también está en su
derecho de no querer depender de una mujer. Y curiosamente, una mujer de
treinta y pico es lo que ofrece: Emparéjate
conmigo (que ahora me interesa cerrar el trato) y tenemos hijos y todo eso que toca por la edad que ya tenemos. Y más
te vale que tú también lo quieras porque si no te voy a llamar inmaduro y poco
hombre.
ESPERA, QUE VOY AHORA A
FIRMAR
Todo
hombre medianamente inteligente y sobre todo con status sabe, que dentro del
matrimonio tradicional empiezas a depender de la buena fe de la mujer con la
que vives. Porque como decida romper el trato o a
hacerte la vida imposible o ponerse muy poco atractiva y por lo tanto a joder
la pasión, te vas a vivir con tu madre y a pagar pensión por los restos. Eso en
el mejor de los casos.
Así que
siendo justos, si la mujer inteligentemente decide no ser dependiente, el
hombre está en su mismo derecho. Por lo tanto, no quiero lamentos si cuando la
oferta es para que el hombre sea dependiente, ese diga que no le interesa. Que
solo quiere pasar buenos ratos de cama y compañía e incluso compartir
actividades, nada más… O nada menos. Donde las dan las toman. O mejor dicho,
que esto no debería ser una guerra de sexos. Lo dejamos en que las reglas han
de ser las mismas para todos.
Se
acabó lo que se daba: se acabó la tontería, la estupidez, la feria, el
auto-engaño, la sugestión y la piedad contigo mismo. No te voy a decir lo que tienes que hacer,
aunque lo estés deseando como un febril borrego. Ahora sabes más que antes,
porque lo que
acabas de leer aquí es verdad. ¿Qué no te gusta? No
te preocupes, siempre te quedarán las comedias románticas. Vamos ¿por qué no te
largas? ¿todavía sigues aquí? Ya
estás tardando…
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