He hecho una búsqueda en
Google: AMOR VERDADERO, y las respuestas que da el buscador de buscadores, me
han obligado a meterme en terreno pantanoso, ante la nausea y la
anestesia de lo políticamente correcto, de lo plastificado, de lo común y lo barato. En mi lucha personal contra el fraude
de las relaciones hombre-mujer a día de hoy, voy a tocarte un poco más la moral
(o los apéndices), para demostrarte que el amor verdadero, ni lo has visto, ni
lo has conocido en toda tu vida, ni es lo que devuelve Google en sus consultas.
¿Qué gano con esto? Nada, absolutamente nada. Sé que esto es una batalla
perdida antes de empezarla, y que estas palabras te resbalarán como el aceite,
no las aceptarás, mirarás hacia otro lado, empezarás con el pero yo, yo y yo… esto y lo otro… y
dirás que es imposible y que no tengo ni puta idea.
Yo me reiré de ti, mientras
te justificas, mientras respondes que tu caso es diferente, porque sé que cada
cosa que te digan y que ponga en duda tu frágil entramado vital, empalizado y
fortificado con palillos de dientes, al cual debes tu existencia, te obligas a
ignorarla y a negarla para no caer en el sinsentido. Si estás dispuesto a abrir
tus entendederas y al menos, a cuestionarte lo que estás viviendo, sigue
leyendo… Si tienes miedo a leer algo que haga tambalear la ilusión de castillo
de naipes a la que te aferras, entonces no seré yo quien te saque de tu cápsula
gelatinosa insertada en Matrix,
puedes largarte ahora mismo a continuar con tu farsa.
¿Sigues ahí? OK, amor
verdadero: cuando no lo tienes lo deseas por encima de cualquier cosa, pero
cuando lo tienes, lo aceptas dándote cuenta de que no era lo que esperabas. ¿Por
qué? Porque no tenías ni puta idea hasta ese momento de lo que era, y tu sueño
de paraíso glorioso y comodidad, se ha desvanecido en cuanto has entrado por la
puerta. El amor verdadero no es cómodo. Probablemente creerás que te estoy
hablando de la convivencia en pareja, y estarás aguardando a que suelte la
palabra exacta, para poder justificarte y apuntarte un tanto. Pues no, porque
el amor verdadero simplemente no necesita justificación alguna. No tienes que
darle explicaciones a nadie. Te jodes.
El amor verdadero no depende de lo que te aporte o te entregue la otra persona, es una decisión propia, racional o irracional (eso da igual sabes que tienes que hacerlo y lo haces), implica no plantearse las causas del por qué quieres a alguien, no pierdes el tiempo en ello. No vale la pena analizarlo. No tiene porque ser conveniente para ti, por eso no es interesado. Recuerdas aquello de ni se compra ni se vende ¿verdad? Ni conveniente, y ni si quiera inteligente. Es más, el amor verdadero ni si quiera tiene por qué ser correspondido ¡vaya mierda! Pues sí, es así. Cuando quieres a alguien, no te tienen por qué devolver la misma moneda. Recuerda, porque precisamente no hay moneda ninguna que devolver aquí. Quien especula con tus necesidades y con tu tiempo…
El amor verdadero no depende de lo que te aporte o te entregue la otra persona, es una decisión propia, racional o irracional (eso da igual sabes que tienes que hacerlo y lo haces), implica no plantearse las causas del por qué quieres a alguien, no pierdes el tiempo en ello. No vale la pena analizarlo. No tiene porque ser conveniente para ti, por eso no es interesado. Recuerdas aquello de ni se compra ni se vende ¿verdad? Ni conveniente, y ni si quiera inteligente. Es más, el amor verdadero ni si quiera tiene por qué ser correspondido ¡vaya mierda! Pues sí, es así. Cuando quieres a alguien, no te tienen por qué devolver la misma moneda. Recuerda, porque precisamente no hay moneda ninguna que devolver aquí. Quien especula con tus necesidades y con tu tiempo…
NO TE AMA DE VERDAD
Amar de verdad, también
puede ser verte obligado a renunciar a alguien, puede ser quitarte de en medio
para no molestar, puede ser irte a escuchar música a otra parte por el bien de
la persona amada. El amor verdadero no persigue beneficio propio, ese es el
tema, así que tus planes de conveniencia de intercambio de bienes y servicios,
vía compromiso por contrato, no valen
para definirlo. Porque si no estuvieras sometido a un contrato, probablemente
te largarías cuando estuvieses harto y no pudieras más… por eso no vale, eso no
es amor. El amor verdadero no se larga cuando las cosas van mal, por eso duele
muchas veces. ¿Ves cómo no sabes de lo que te estoy hablando?
La única recompensa del
amor verdadero es tu coherencia. No hay chiribitas, ni premio diferente al de
ser congruente en acto, voluntad, palabra y pensamiento. Y ese galardón no te
lo va a dar nadie, ni te lo va a vender nadie. No te lo van a conceder en una
ceremonia. Lo que haces, lo haces sin aplausos, si es necesario en el silencio,
no va a sonar la caja registradora. Solo quieres que a quien amas no le falte
de nada, quieres que sea feliz, que esté bien… y si no lo está haces lo que
puedes para ayudarla. Amar de verdad no es fácil, porque quizás no seas
correspondido ni ahora, ni nunca.
¿Quieres que te quieran?
Yo también, pero no conozco a nadie que ame desinteresadamente, quizás ni si
quiera yo. Amor verdadero no quiere decir sálvese
quien pueda. Mira lo que le pasó a Leonardo
DiCaprio en Titanic, por padecer
de amor verdadero… la diñó a escala cósmica, mientras Kate Winslet se buscó la vida, y contaba su batalla regodeándose en
un baño de emociones fantásticas. Listos, mirones, teóricos y pichafrías dirán
que no sé de lo que hablo y que ellos son más inteligentes (que no escriba tanto me dicen a veces). El amor verdadero
no tiene por qué ser inteligente porque no calcula. Si calculas, estás
calculando, no amando. Quizás el amor verdadero sea imposible, solo una idea
con la que soñamos los animalitos de vez en cuando para seguir viviendo.
Se
acabó lo que se daba: se acabó la tontería, la estupidez, la feria, el
auto-engaño, la sugestión y la piedad contigo mismo. No te voy a decir lo que tienes que hacer,
aunque lo estés deseando como un febril borrego. Ahora sabes más que antes,
porque lo que
acabas de leer aquí es verdad. ¿Qué no te gusta? No
te preocupes, siempre te quedarán las comedias románticas. Vamos ¿por qué no te
largas? ¿todavía sigues aquí? Ya
estás tardando…
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