… Y no vale aquello de yo la vi primero. No la obliga nadie,
eso es lo que más te jode: que no puedes convencerla, que no tienes que
salvarla de ningún peligro, que no te mira a ti, que no te necesita, que no te
quiere. Asúmelo: no le gustas. ¿Todavía te preguntas por qué? Mírame y
respóndete a esta pregunta: Tú si fueras ella ¿te irías contigo mismo? ¿te
gustaría un tipo como tú? Empieza por ahí y deja de defender lo indefendible.
¿Cómo querrías ser? ¿me ves acaso afectado por una pesadumbre amorosa? Ya ves
que no. Creo que te pasa lo que a muchos, has confundido el servilismo con el
amor. Dime qué atracción puede tener ella por un hombre como tú, al que ya da por
hecho sin necesidad de mover un dedo. Te diría que me duele y que me solidarizo
contigo, pero no. El tema no va así. Quédate con tu autocompasión y tu
romanticismo. La chica se queda conmigo.
¿Esperabas palabras de
ánimo? ¿un hombro sobre el que llorar? Da igual. Eso da igual y a ella la primera
¿o crees que la lástima lacrimógena es un instrumento de atracción? Ahí va otra
pregunta ¿por qué crees que ella está conmigo? Tengo mando, tengo pasta, puedo
elegir, visto bien y cuando quiero algo lo consigo. Tú estás esperando a que
venga alguien a salvarte la vida, a salvarte de ti mismo, a que te ayuden. Te
pasas la vida suplicando para que te den algo, en vez de moverte tú y tratar de
conseguirlo. Con ella has hecho lo mismo. El radar de las tías no detecta almas
masculinas suplicantes. Mírate al espejo, empieza por ahí para darte una
explicación. Dime qué ves y después dime ¿qué es lo que quieres ver?
Antes de decir que vives
en un mundo cruel, mira primero si no practicas la crueldad contigo mismo. La
crueldad de no quererte lo suficiente como para luchar por aquello que quieres.
¿Qué la amas? ¿qué la quieres a ella? ¿y qué has hecho para conseguirla? Dímelo
¿qué has hecho? ¿qué has hecho por ti antes que por ninguna otra persona?
Quizás te parezca duro, pero solamente estoy poniéndole palabras a la realidad,
a esa realidad que no quieres ver. A la realidad que no aceptas, porque
prefieres echarle la culpa al mundo de no ser lo suficientemente bueno. Dime ¿tengo
yo la culpa de que seas incapaz de dar un primer paso y moverte por aquello que
quieres? Si te pasa esto en la vida, en tu día a día, con las mujeres te va a
pasar igual. Sigue esperando sentado a que te toque la lotería.
VAMOS ¡ATRÉVETE CONMIGO!
Sí, aquí mando yo
¿quieres lo que yo tengo? Si quieres lo que tengo, si quieres ser como yo… Venga,
ponte en pie y pelea. ¿Temes perder? ¿no te enfrentas conmigo por miedo a
perder? ¿qué esperas conseguir? Si no estás dispuesto, apártate a un lado y no
molestes, que no me dejas ver. Pero si vas en serio, pelea y no me hagas perder
el tiempo. Quizás consigas ganar algo luchando contra mí: tu propio respeto.
Puede que pierdas, pero al menos podrás llamarte rival ¿te atreves? ¿temes
hacer el ridículo? ¿crees que la he conseguido a ella agarrándome al miedo al
ridículo? De momento mírala, sigue aquí conmigo y no parecen afectarle tus
dudas y miedos. Si ves que eso no ha funcionado hasta ahora ¿por qué lo sigues
haciendo? Intenta otra cosa si quieres conseguirla, o vete a por otra.
Se
acabó lo que se daba: se acabó la tontería, la estupidez, la feria, el
auto-engaño, la sugestión y la piedad contigo mismo. No te voy a decir lo que tienes que hacer,
aunque lo estés deseando como un febril borrego. Ahora sabes más que antes,
porque lo que
acabas de leer aquí es verdad. ¿Qué no te gusta? No
te preocupes, siempre te quedarán las comedias románticas. Vamos ¿por qué no te
largas? ¿todavía sigues aquí? Ya
estás tardando…
No hay comentarios:
Publicar un comentario