De pequeño no te das cuenta del grandísimo
esfuerzo que están haciendo tus padres para que salgas bien. No solo es comida,
ropa y techo: en mi caso fueron academias, dentista, gafas y algún que otro
esporádico capricho. Lo más jodido de todo, debo ser un maldito desgraciado o
mejor dicho, desagradecido… a pesar de saber todo o casi todo lo que mis padres
han hecho por mí, no recuerdo una infancia feliz. Más espartana, militar, parca
en afectos y escasa en regalos que otra cosa… Hoy lo agradezco, me como toda la
comida que hay en el plato, como de todo y no aparto la verdura con el
cubierto. ¿Una infancia Disney? Ni de coña. Yo llevé gafas, aparato en los
dientes y empollaba como un poseso, pero no hubo reina del baile del instituto.
Creo que no llegué a tomar conciencia de mi persona hasta la universidad… otro
esfuerzo que también hicieron mis padres, y que se me olvidaba agradecer. Como
el dinero del comedor y las clases particulares de dibujo técnico. Me costaba
entender las cosas, me las tenían que explicar. Afortunadamente, justo después
de terminar la carrera, dejé de ser un parásito para ellos, me fui una semana a
Ibiza con mi primer sueldo, y justo después me independicé. Desde entonces… he
podido tirar por mi cuenta que no solo. Quiero insistir en esto, porque solo no
se llega a ninguna parte, y nadie se hace a sí mismo totalmente sin la ayuda de
alguien, sin la colaboración de sus padres, sin un voto de confianza, o sin el
apoyo de sus amigos o su familia.