Parece tan fácil y que ya quede todo hecho y
resuelto con una firmita… Habrá alguno que lo haga con alivio, pensando en que
por fin ha llegado su momento. Habrá algún otro, que lo haga por pereza y casi
obligado, por no tener otro lado donde caerse muerto, o pensando desde su
inocencia (la que le quede) que lo que firma, le durará toda la vida. Una cosa
está clara, si eres varón, heterosexual, de treintaymuchos o cuarentaypocos,
estás trabajando, te va entre regular, normal y bien, y tienes una cuenta en el
banco que no llame la atención por exceso, pero que te haga de colchón… hechas
una firma, y en alguna parte de este universo, se encienden las luces, suena la
música, y varias personas celebran una fiesta de despelote, champán y putas a
tu salud. El cura, el alcalde y el concejal, el banco, tu mujer, tu suegra
(porque tu suegro no opina, está tan jodido como tú), tu jefe, el comercial del
concesionario, la financiera de la inmobiliaria, los abogados, el gobierno de
turno, la gasolinera, el proveedor de Internet, el taller y el supermercado de
abajo… comienzan a pedir copas, a bailar, a esnifar cocaína, a desnudarse y a
follar unos con otros al despiporre del desenfreno. ¿Por qué? Muy fácil querido
amigo… esa fiesta la estás pagando tú.
Igual te crees que eres un mindundi… y quizás lo
seas. Un tipo corriente, que trabaja por cuenta ajena y que vive casi al día y
de milagro, con las tres o cuatro cargas que te crees capaz de abordar, y que
de momento consigues sacar adelante. Pues que sepas que a pesar de sentirte un don
nadie, porque eso es lo que quieren que creas para que sigas pagando facturas
calladito y dando gracias… sin ti, no hay fiesta. No, no hay fiesta, pese a
quien pese, el varón es el que paga todo esto, el que asume todas las
consecuencias, el que ha de llevar sobre sus hombros el peso del mundo. Sí, sé
bien lo que digo… Y no es que me guste decirlo, pero es así. Si eres varón, se
supone que tú debes sacarlo todo solito y sin ayuda. A ti no te va a
subvencionar nadie, ni se va a montar un lobby anexo a algún ministerio de
fraude e igualdad, que te proteja y que vele por tus derechos. Eso lo estás
viendo ya ¿verdad?
Por muy pobre o normalito que te veas, querido
colega, el mundo descansa sobre tus hombros. No solo sobre tus hombros, también
sobre los míos, los de mi padre, los del tuyo, los de tus colegas, tus
compañeros de trabajo, tus amigos del alma y hasta sobre los del tío este al
que no aguantas por parecer tu opuesto universal ¿es varón? ¿ha firmado un
contrato? ¿es responsable de algo? Entonces ni tú, ni él ni yo, somos tan
distintos… Y lo que es peor, no tenemos derecho a casi nada, que no sea
pagando. No solo se paga con dinero: se paga con tiempo, se paga con salud, se
paga con esfuerzo, con fidelidad, con responsabilidad, con voluntad y con renuncias
en el día a día. ¿Acaso no ves que la fiesta del entramado chupa-sangre
realmente la estamos pagando nosotros? Sí, tú también…
¿QUE PAGO YO? ¡ESO LO VA A
FIRMAR TU PUTA MADRE!
Tu esperma y tu firma, son tu verdadero poder. Y
como tal, solamente deberías usarlos con, para, cuando y quién elijas… porque
en el momento en el que te desprendas de ellos, comenzarás a pagar hasta el
infinito. Así que si eso es lo que quieren de ti, antes han de ganarlo. Si lo
regalas, te convertirás en un esclavo de por vida. Si eliges bien donde
depositar “tus poderes”, estarás haciendo una inversión de futuro. Tu firma
expresa tu voluntad y tu libertad, es una opción que eliges en un determinado
momento que te marcará de aquí en adelante. Y tu esperma, expresa tu continuidad
en el mundo, y un enlace insalvable, real y verdadero, con la mujer que cierre
el trato contigo para que seas padre. Porque sí hijo mío, un matrimonio es un
papel, pero un hijo es real y es lo más grande que te puede dar una mujer de sí
misma. Todo lo demás va y viene.
Este mercado no va a cambiar, ni se va a
equilibrar si no ajustamos precios. Una cosa es el precio, y otra es el valor
real de un producto. No seré tan pedante (como haría cualquier feminista) en
afirmar que nuestro producto masculino es más necesario que el de nuestras
complementarias. Jamás diré eso, porque sería una estupidez y una mentira… las
piezas están hechas para encajar y no para especular. Solo te pido que no
desperdicies tus poderes reales. Si bien solo te he pintado dos, tu firma y tu
esperma, es porque en el extremo, sería lo que aportamos para que este mundo
marche. Jamás te diré que paralices el mercado, solo te diré que los emplees
con inteligencia, que seas paciente y que no regales aquello por lo que se te
valora. Todo aquello que tengas que darle a este mundo como varón, ha de
revertirte a ti.
La impaciencia, la inseguridad y la debilidad de
muchos, han hecho que tus poderes, tu firma y tu esperma, parezcan gratuitos de
cara a esta sociedad en la que estamos encajonados. Pero quiero que pienses por
un momento, para que seas consciente de tu poder real en este mercado de
abastos llamado sindios occidental ¿qué es lo que pasaría si realmente todos
los varones nos reserváramos estos dos dones, y los administrásemos solo a nuestra
conveniencia con más inteligencia? Quien dice inteligencia, dice también
paciencia y seguridad. Dice también tranquilidad, dice voluntad propia y no
condicionada a lo que te dictan a diario. Digo yo, que ya que pagas tú, tienes
el derecho de comprar el producto o la prenda que mejor te siente. Es lógico,
nadie va a una tienda de ropa, a comprarse una prenda que no le guste ¿o tú si
lo haces? ¿o acaso te eligen la ropa? ¿eres tonto?
Se
acabó lo que se daba: se acabó la tontería, la estupidez, la feria, el
auto-engaño, la sugestión y la piedad contigo mismo. No te voy a decir lo que
tienes que hacer, aunque lo estés deseando como un febril borrego.
Ahora sabes más que antes, porque lo que
acabas de leer aquí es verdad. ¿Qué no te gusta? No
te preocupes, siempre te quedarán las comedias románticas. Vamos ¿por qué no te
largas? ¿todavía sigues aquí? Ya
estás tardando…
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