Ayer un amigo me dio una buena noticia… Y por
fin y valga la excepción que tuve la oportunidad de alegrarme por algo, en lo
que a parejas se refiere (y además de verdad porque se echaba en falta) ¿por qué
te digo esto? Cuando me llama un colega por tema pareja, suele ser más bien
para todo lo contrario, y para preguntarme algún regate en tiempo de descuento
y a balón parado, por alguna situación insalvable, indefendible o
injustificable, de cara a alguna mujer en cuestión. Pues bueno, por fin mi
amigo parece haber encontrado una mujer madura, seria y con los pies en la
tierra… algo casi imposible de encontrar a día de hoy, en una época en la que
la mujer europea-occidental, en lo que a relaciones de pareja se refiere, no
termina de madurar hasta cercanos los treinta, prolongando en ocasiones su
adolescencia hasta niveles insospechados. Aproximadamente lo que viene siendo
el tercio de la vida de una persona. ¿Y qué es eso de la hora del zorreo? Una
imagen muy corriente, que por poner un ejemplo, podría encajar muy bien en una
oficina en la que abunden mujeres y entre un chico nuevo a trabajar. La
soltera, la casada, la directiva, la empleada, la guapa y la fea, participan en
corros de despiece y evaluación del “nuevo compi”, por aquello de la novedad.
Porque básicamente, esta crisis se origina o bien por la búsqueda de nuevas
experiencias y novedad en las relaciones, o precisamente por la ausencia de las
mismas.
Pero quien dice los treinta, dice los treinta y
tantos, o los veinte y muchos… según la vida y experiencias, que lleven entre
su mente, corazón y vagina. Aunque por vida profesional, el tema cada vez se
retrasa más esta madurez en las relaciones, puede retrasarse hasta la cuarentena y sobrepasándolos (más
anglosajón quizás). A esta edad, se tiene ya una cierta dosis de desengaño.
Podríamos llamarlas clientes e-Darling. Pero ¡ojo! Que estamos hablando de las
que maduran, tarde o temprano, pero lo hacen. Que luego hay otras que deciden
no hacerlo, y prolongan un eterno SEX IN THE CITY creyéndose la doble, de
alguna de las protagonistas de esta serie de por vida: buscando un Mr. Big y follándose a todo bicho de
alto estatus viviente (o todo lo que pillen según sean), hasta que les toque
“el gordo”. Siempre uno nuevo, pero el siguiente siempre puede dar más ¿lo
pillas?
Por cierto, he hablado de madurez en las relaciones
de pareja, que se entienda bien ¿OK? La madurez intelectual y la sexual, la doy
por hecha, aunque habrá casos y casos. Obviamente, a la mujer a la que desde
que haya tenido uso de razón, le hayan dicho siempre a todo que sí, haya sido
una consentida constante y permitida por su círculo de aspirantes y
pseudo-amigos, y que no conciba una sola limitación real en su vida, respecto
al sexo opuesto por tenerlo siempre todo a mano y gratis… A esa habrá que
cogerla con pinzas, y sacarle un “terminator afectivo” que esté a su medida,
porque ese perfil de mujer, no ha tenido oportunidad de madurar en pareja, ni
de trabajar en equipo por un objetivo común con un hombre, o si quiera considerar
al hombre algo más que un útil de usar y tirar, diseñado solamente para que la
atiendan. Si se cansan de uno, lo reemplazan por otro nuevo que brille más ¡el
siguiente!
Así no se madura en las relaciones por razones
obvias. Quien nunca ha tenido que esforzarse un mínimo respecto al sexo
opuesto, jamás ha tenido oportunidad de madurar, aprender y equivocarse. Esto a
las feministas les jode, porque se han impuesto a sí mismas, el carecer de
forma absoluta de capacidad de autocrítica, y simplemente les molesta que se lo
recuerden: no estamos aquí los varones para aplaudirlas y decir que sí a todo, a
pagar por todo y a quitarnos de en medio, porque según su marketing “ahora les
toca a ellas”. Abridnos paso que vamos…
¡podemos con todo! rezan sus lemas ricos en disociación, diferenciación, discriminación
y exclusión del varón. No se preocupen mis queridas feministas, que ya estoy yo
aquí para recordároslo:
NO TODO VALE
Digamos que hasta este umbral imaginario y
aproximado de los treinta o treinta y pocos, la mujer europea-occidental, inspecciona
el mercado, y no se planta hasta haber arramblado con todo, para en fin… estar
casi segura de que no se ha perdido nada, y poder cerrar el trato y contrato de
pareja con alguna oferta de perfil masculino, en cuanto le entren las prisas
por el reloj biológico. Esto, las que podríamos llamar más estándar. Siempre y
cuando no estemos hablando de una soltera moderna, de perfil “mejor sola que
mal acompañada”, de esas que tienen mascota con nombre de varón, perfil en
varias páginas de contactos y son candidatas fijas a ser inseminadas en una
clínica, o gracias a un generoso amigo progre donante de esperma, que les
quiera hacer el favor… sin penetración por supuesto ¡acabáramos!
Este perfil de mujer, dicen que no necesitan un
hombre, se lo han creído y van con esa idea hasta que se les muere el perro, o
se obsesionan con la autoayuda. No… un hombre no, en cambio tienen que suplirlo
con varios sucedáneos y haciendo matemáticas con días de 25 horas, porque se han
empeñado en hacerlo todo ellas solas, por aquello que dicen por la TV de que
hay que ser perfecta. Se apuntan a todo tipo de actividades para llenar su
tiempo y no pararse a pensar que quizás, eso de amar y que te amen no debe
estar mal. Se van a vivir con una amiga, vuelven con su madre, o se compran
otro perro. Gracias a este perfil, las empresas que fabrican vibradores, tienen
beneficios año tras año.
Podrán juzgar este texto, también las que dicen
que no encajan en ningún estereotipo, pero bueno… tampoco pretendo hacer
ciencia con esto. Me queda una por cierto, que también pasa por esta crisis. Es
aquella además que menos se piensa la gente, si… En efecto: la que lleva con su
novio toda la vida desde el instituto o desde la universidad. A este perfil le
pega incluso más fuerte, que a los otros menos tradicionales, precisamente
porque ve como pasa la vida y a sus amigas, hermanas, compañeras y demás, les
pasa de todo con los hombres… pero a ella no. Ella lleva toda su madurez sexual
con la misma persona, ve que pasa el tiempo… y se hace preguntas ¿cómo será con
otro? ¿se estará perdiendo algo? No ha habido ni desengaño, ni ruptura y aunque
ella tiene seguridad, estabilidad y amistad con su pareja… No tiene con qué
compararla. Bueno, quizás sí… con el primer chico al que besó en el campamento
cuando tenía 13 años, pero esa experiencia ya le queda lejana teniendo veinte y
muchos. Un buen día, le acercan la chispa, y el fuego enciende… Y su novio de
toda la vida, se va a tomar por… (sí por ahí mismo).
Como reza la canción, la vida es así, no la he inventado yo. Ellas son así… de una forma
u otra, con más o menos intensidad, pero así. A las mujeres se las puede coger
el tranquillo como quien dice, y con el tiempo y observando, te vas dando
cuenta, que a pesar de las diferencias entre aquellas a las que puedas conocer,
esta crisis de los treinta, o llamada de forma jocosa “la hora del zorreo”, por lo que implica en cuanto a búsqueda
novedad, se manifiesta siempre de una u otra manera, más tarde o más temprano.
Siempre con un fondo de novedad, que despierte su necesidad natural de sangre
nueva a recombinar con la suya. Animalitos somos… y ellas, desde luego que
también.
Se
acabó lo que se daba: se acabó la tontería, la estupidez, la feria, el
auto-engaño, la sugestión y la piedad contigo mismo. No te voy a decir lo
que tienes que hacer, aunque lo estés
deseando como un febril borrego. Ahora sabes más que antes, porque lo
que acabas de leer aquí es verdad. ¿Qué no te
gusta? No te preocupes, siempre te quedarán las comedias románticas. Vamos ¿por
qué no te largas? ¿todavía sigues aquí? Ya
estás tardando…
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