Las
palabras más brillantes más bellas e inspiradoras, pueden nacer de vidas
absolutamente mediocres, de borracheras profundas, de personas violentas,
cobardes, ruines… de una buena fumada, o de un profundo desengaño. Créeme si te
digo que esto es así, en primera persona además. Las vidas que son brillantes,
no hablan… son los demás los que hablan de ellas. Probablemente si mi vida
fuese brillante y estuviera cubierta por una trayectoria de éxito, jamás me
hubiese planteado comunicarte “lo de
dentro y lo de fuera”, lo de aquí y lo de allí. ¿Por qué? Cuando a uno le van
las cosas bien, no siente que tenga que solucionar nada, ni ponerse en faena…
¿Quién crees que quiere venderte éxito? No deja de ser un producto enfrascado,
etiquetado y con precio, con la promesa que si lo compras, te irán las cosas
mejor. Un mero banner en una página web que te promete sexo gratis, un producto
que te garantiza que si lo tomas todas las mañanas, tus defensas funcionarán...
Y nunca enfermarás.
Un tío
al que le van las cosas bien, simplemente se dedica a vivir su vida sin más
historia. Una vida eficiente, no gasta tiempo en contarle a todo el mundo lo
bien que le va ¿me pillas? Un amigo que trabaja a menudo en TV me lo confirmó:
cualquier cosa que veas, un reality, una entrevista, un debate, las noticias…
todo lleva un guión detrás que hay que cumplir. Todo lo que sale, antes ha sido
escogido y alguien que no es neutral y que manda más que los demás, ha tenido
que dar el OK para que lo que todos comulgamos, salga en pantalla.
Maquillaje,
a fin de cuentas. Creo que es por eso, precisamente desde hace tiempo que he
optado por narrar historias, en lugar de decirte lo que tienes que hacer. No
hay nadie, que te vaya a solucionar la vida con un libro. Eso tienes que
asumirlo… aunque todo el mundo diga que folla mucho, y que gana mucho dinero.
El éxito, no se vende. Es algo que se disfruta y que se trabaja, mientras los demás te sacan fotos cuando las cosas van bien, y que maldices cuando te ponen
zancadillas y te sacan los colores, cuando las cosas van mal. El éxito, es como
las emociones: temporal y efímero.
Más
maquillaje, nos gusta ver modelos que deslumbren y que nos marquen el camino.
No deja de ser una religión pagana, el creer que si seguimos las pautas de un
modelo brillante y perfecto, a nosotros nos va a ir tan bien, o al menos… nos
vamos a acercar un poco. A muchos autores, les da miedo desnudarse, por miedo a
vender menos, o por miedo a reconocer error y debilidad… o porque creen que
quizás, defraudarían a su público. Nos da miedo reconocer en público, que
nuestra mierda huele. ¿Acaso no somos humanos? El puto ego.
¡MIRA, SALGO POR LA TV!
A esto
es a lo que aspiran muchas personas hoy en día, solamente por el hecho de
creer, que todo lo que sale por la TV es perfecto, les hará ganar dinero, serán
famosos… y que por ello todo el mundo les querrá (como la madre de Réquiem por un Sueño). Y no, yo no veo
Gran Hermano, vi la primera edición y quedé vacunado. A pesar de todo, cada
gesto, por más miserable que parezca dentro de nuestra humanidad y por ende,
miseria aunque esta sea televisada… no deja de ser una búsqueda de amor y de
afecto. Todos queremos que nos quieran, y una vez que nos quieran, entonces
nos vemos capacitados para querer. En ese mismo orden, recuerda: somos
egoístas.
Pero
aunque somos egoístas, queremos ser felices. Y si somos felices, nos gusta
también que lo sean los demás. Queremos ser correspondidos, y si cuando somos
correspondidos, de pronto se nos olvida que somos unos animales agrupados en
tribus poco más egoístas que los primates habituales. Es lo que hay, no dejamos
de ser primates que se maquillan. Y como reza un refrán popular: aunque la mona
se vista de seda, mona se queda.
Se acabó lo que se daba: se acabó la tontería, la estupidez, la feria, el auto-engaño, la sugestión y la piedad contigo mismo. No te voy a decir lo que tienes que hacer, aunque lo estés deseando como un febril borrego. Ahora sabes más que antes, porque lo que acabas de leer aquí es verdad. ¿Qué no te gusta? No te preocupes, siempre te quedarán las comedias románticas. Vamos ¿por qué no te largas? ¿todavía sigues aquí? Ya estás tardando…
Se acabó lo que se daba: se acabó la tontería, la estupidez, la feria, el auto-engaño, la sugestión y la piedad contigo mismo. No te voy a decir lo que tienes que hacer, aunque lo estés deseando como un febril borrego. Ahora sabes más que antes, porque lo que acabas de leer aquí es verdad. ¿Qué no te gusta? No te preocupes, siempre te quedarán las comedias románticas. Vamos ¿por qué no te largas? ¿todavía sigues aquí? Ya estás tardando…
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