Acostumbrado
a contarte historias cuesta arriba, muchas veces por la forma espartana y seca
que tengo de hablarte, parece que estemos en una continua guerra pírrica de
desgaste. Es así, porque es esta la forma en la que siento, y es así porque esa
es la postura que te vas a encontrar en el mundo en cuanto cruces la puerta.
Tengo mil y una discusiones en mi cabeza, mantenidas contra un rival incierto
al que me gusta ganar con brillantez. Sé bien que este fantasma, bien podría
ser yo mismo en otra época, ya que suelo atacarle dónde más le duele, y si
creo que es donde más le duele, es porque antes me ha dolido a mí. No es que
antes fuese un hombre malo y ahora me considere bueno. Soy el mismo, pero he
vivido más cosas: exactamente igual que tú. De todas formas, seguro que me
entiendes, porque es lo mismo de siempre: a la contra y remontando contra todo.
Nunca
he tenido la sensación de empezar una lucha desde un marcador cero a cero.
Tampoco creo que la motivación a la pelea fuese la misma, si hubiese una
igualdad de condiciones, porque las victorias son más grandes cuanto más
cuestan… y sabes que cuando uno da el paso al frente, quiere hacerlo grande, y
quiere hacerlo bien. Tampoco creo, que vayamos a la guerra tú y yo, sin creer
en lo más profundo, que somos los buenos. Quizás y solamente quizás (no lo sé),
una victoria sea simplemente abrir una puerta, y lo realmente difícil sea bajar
las armas. No te hablo de una rendición,
aquí sabes bien que nunca hemos hablado para cobardes, porque cuando se ha de estar,
hay que estar. Y cuando esto pasa, normalmente…
TE ENCONTRARÁS SOLO
Y muy
probablemente te verás sin fuerzas. Te hablo de dos contrarios, que luchan en
dos bandos, y ni si quiera saben por qué: Oye,
para un momento ¿por qué nos estamos matando? Estamos acostumbrados a
pensar que nuestra causa es la más justa, sin plantearnos el por qué, solamente
porque es nuestra y la llevamos puesta encima. Un hombre debería preguntarse
por qué lucha, antes de luchar sin más, es la diferencia entre un soldado y un
filósofo: uno no puede vivir sin el otro. Uno ha de mancharse las manos, para
materializar el objetivo del otro. Cuando estos dos hombres, confluyen en uno
solo, se sabe que no ha de entrar en guerra, a menos que sea realmente
necesario.
Un
hombre que sabe por qué lucha, nunca aceptará órdenes de un tirano. Nunca. Normalmente
estará tentado de hacerlo, de hacer alarde, de exhibirse, de adornarse… y
tendrá que mantenerse firme para no bajar la guardia y caer en la tentación del
aplauso ajeno. Tendrá que recordarse todos los días a sí mismo cuál es su causa
y por qué pelea, porque bien podría ser el último, o el único en defenderla. Si
olvidas tu causa, te puedes convertir en un mercenario, porque si eres un buen
luchador, siempre habrá algún tirano dispuesto a aprovecharse de tu capital
humano, de tu capacidad y del origen de tu fuerza. Te lo pintará todo muy
lógico y conveniente para ti; porque si eres bueno…
EL TIRANO QUERRÁ COMPRARTE
Y si no
puede comprarte, querrá acabar contigo porque le supondrás un peligro. Aquí es
donde tendrás que decidir: si pensar solo en ti mismo, o en tu causa. ¿Qué es
lo que te pesa más? Si aceptas ser el soldado de un tirano, probable y
humanamente, te irán las cosas mejor, pero habrás perdido la libertad y tu
causa verdadera. Si aceptas la soledad, sabes bien que lo vas a pasar mal, muy
mal… Pero entonces ¿quién lo hará? Esa es la pregunta que se haría el último
hombre bueno: Si no lo hago yo ¿quién lo hará entonces? La tentación es el
descanso y la relajación, el abandonar la responsabilidad que te impone tu
causa, quizás a ojos del mundo, una causa perdida. Esto te lo pondrán en la
cara, una y otra vez para que te rindas y te sometas, para que dejes de luchar
por una causa, y pelees para alguien que te ofrecerá muchas ventajas… las migas
que le caigan de la mesa. ¿Caerás en la tentación?
Se acabó lo que se daba: se acabó la tontería, la estupidez, la feria, el auto-engaño, la sugestión y la piedad contigo mismo. No te voy a decir lo que tienes que hacer, aunque lo estés deseando como un febril borrego. Ahora sabes más que antes, porque lo que acabas de leer aquí es verdad. ¿Qué no te gusta? No te preocupes, siempre te quedarán las comedias románticas. Vamos ¿por qué no te largas? ¿todavía sigues aquí? Yaestás tardando…
2 comentarios:
Hola, me he perdido muchas de las entradas porque el blogger no me actualiza tus últimos temas... Creo que seria una mercenaria que me vendería por dinero pero por egoísmo y supervivencia. Al final defiendes una causa noble y te quedas solo y aun te critican... El paso del tiempo y la experiencia nos hacen erradicar esos idealismos, o eso creo... Seguimos en contacto
Siempre me alegra encontrar tu comentario, siempre. Si te apetece, donde solemos tener más vidilla con los debates es en facebook. Allí siempre se lía parda. Un abrazo y gracias.
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