Vamos a
ver, porque ya me estás tocando los cojones,
hablando en plata. Das cosas por buenas y por normales, que no lo son… y
parece ser que esas cosas, son estrictamente necesarias, para meterte en la
misma cama, bajo el mismo techo y bajo ciertos acuerdos deseables de los que a
todos (incluido a mí, que no hay dios quien me aguante) nos gusta disfrutar,
porque son la vida misma y lo natural, pero que no entiendo el por qué… aceptas
comulgar con ruedas de molino para vivirlos. Lo terminas desvirtuando y
jodiéndolo todo. Ni si quiera te cuestionas que estos acuerdos, condiciones e
imposiciones, sean buenos, malos, o regulares. A ver, la parte buena es la que
queremos todos: compartir nuestra vida, corazón, tiempo, cuerpo, voluntad y
todo lo demás (si es que queda algo por entregar) con una mujer, que vaya
papeleta en mano con el número premiado… Porque sí hijo, sí… cómo crees que te
ha tocado a ti el sorteo, le ha tocado también a ella ¿o es que no lo ves? Me
cabrea, porque parece que te han salvado la vida; pero no te enteras, de que tú
eres el mismo tío antes, durante y después. Esto es lo que parece que eres
incapaz de asumir en tu puta cabeza...
Lo
primero: una verdad más tonta, más simple y más antigua que dormir acostado… tu
tiempo es tuyo y te pertenece a ti, y solamente a ti. Tu tiempo, es capital
propio y lo dedicas a lo que decides dedicar. ¿En qué parte del ligue o del
acuerdo, está escrito que esta parte te la va a administrar otra persona que no
seas tú mismo? Enséñamelo, porque lo quiero ver… debo de ser corto de
percepción, porque todavía no he visto escrito en ninguna parte, que tu tiempo
deje de pertenecerte a ti. Y menos aún que en algún tramo de la conversación,
por contrato te veas obligado a decir: No
puedo porque… Enséñame el contrato, en serio porque quiero verlo, y quiero
saber por qué de un día para otro, dejas de existir. Si lo has firmado, me
callo.
Vamos
hombre, si cada vez que crees que sacas los pies del tiesto, te pareces a Richard Kimble en El Fugitivo, que no has matado a nadie, pero sin saber por qué… te
caen todas las culpas encima ¿es que no lo ves? Ni eres tan malo, ni has hecho
nada tan grave como para suplicar que te perdonen la vida. Nadie te está
haciendo ningún favor, salvándote de ser tú mismo y evitando que hagas, sientas
y digas lo que harías, sintieras y dijeras, si no hubiese una mujer que te
estuviera mirando. Tú probablemente creas, que tus gañanadas a pequeña escala,
tengan algún tipo de relevancia, pero no es así. No es lo que hagas o dejes de
hacer, es que estés disponible cuándo y cómo se te diga, y o es eso… o se rompe
la baraja. ¿Te suena?
O
permites que ella especule con tus necesidades, tiempo y disponibilidad, o ¿no
hay relación? Vamos campeón, intenta decirme que a ti no te pasa, que lo tuyo
es diferente, y que además follas cuando quieres… No te lo crees ni tú ¿y sabes
por qué? Porque te niegas a admitir que has dejado de elegir, y que tu tiempo
ha dejado de ser tuyo. Algo tan simple como eso. Tú sigue creyendo que así lo
estás haciendo bien, y que además si sigues por ese camino, tu relación si la
tienes, durará para siempre y será tu seguro de vida. La estás cagando. Dime
qué tipo de esfuerzo tiene que hacer ella para quererte un poquito solo, solo
un poquito, si solamente te limitas a caminar por un laberinto y un tablero,
como un ratón de laboratorio, que se vuelve medio tonto en un recinto cerrado,
para coger un premio de consolación, como por ejemplo… ¿follar los sábados? Justo además a la hora del fútbol.
INSISTO ¿A TI DE VERDAD TE
GUSTAN LAS MUJERES?
Pues
vaya, igual follabas más antes… o quizás no follabas nada, por eso te agarraste
al salvavidas del techo compartido. Al final, follar es como comer, es una
necesidad que bajo un mismo techo se vuelve rutinaria, a menos que seas
acróbata. Decía techo compartido, porque lo que es cama… No sé cuánta cama
compartes, pero desde luego no te veo contento. Si te viera contento con este
plan, te aseguro que ni siquiera me molestaría en escribir estas líneas. Es
más, ni si quiera abriría la boca, porque sabría o intuiría que serías feliz y
que tu vida, tiempo y cuerpo te pertenecen, pero sabes bien que no es así.
Sabes bien que cuando hablamos, no haces más que justificar tu estatus
sostenido con palillos de dientes, un entramado frágil que a la mínima podría
desestabilizarse.
Desde
luego, no quieres oír nada, que pueda querer decir que tu relación con ella no
es un seguro de vida. Te da miedito que se te hunda el salvavidas, y justo por
eso te has convertido en un animal dócil domesticado. ¿Pensabas acaso que esta
charla iba para ella? ¿Pretendes acaso que le reproche a ellas que jueguen sus
cartas? No seas estúpido, lo que te reprocho a ti, es que no juegues las tuyas,
pedazo de borrego. Te aferras a la idea de que ella es distinta a las demás,
porque si no te crees eso, te pones en la realidad de tu situación: has dejado
de ser tú, para pasar a ser un hombre condicionado a mantener una estabilidad
virtual y artificial. ¿Cómo de virtual?
No caigas
enfermo, ni en discapacidad, no saques los pies del tiesto yéndote con otra,
que no te toque quedarte en paro, o pagando un divorcio… porque si algo de esto
pasa, te darás cuenta, que en efecto, estás con una mujer real a la que no
conoces, cuya idea real no aceptas, hasta que te toque sufrirlo en desventaja.
Ni si quiera tienes que hacer algo bien, o algo mal. Te recuerdo que nunca
sabrás, ni conocerás realmente, la voluntad de la otra persona con la que
compartes cuerpo, techo y tiempo… porque simplemente no te pertenece ni la
controlas. Tú crees que sí, que lo tienes todo controlado, pero esto no es más
que una vana ilusión que sustenta las relaciones de pareja. Toma tus opciones,
pero no pretendas que una mujer no sea una mujer con todo lo que ello conlleva,
por el mero hecho de estar contigo.
Aplícate
el cuento, porque igual que ella es una mujer real con todo, tú eres un hombre
real: así que no dejes de serlo, ni por un momento, no te castres como precio a
estar con ella, y déjalo bien claro desde el principio. Piensa esto: ¿cómo la
has conocido? ¿en qué circunstancias? ¿crees acaso que después tu vida y la
suya quedarán borradas? No seas necio. Ni ella es distinta a las demás, ni tú
eres distinto al resto de hombres. No seas tú el que se ponga de forma
voluntaria un collar de mascota, porque cuando las cosas van bien, no pasa
nada… Todo perfecto. Pero cuando las cosas van mal, o hay dificultades, o
extremos, la mujer real es la que sale y es la que reclama al hombre verdadero,
estés como estés, bien o mal, que deberías haber mantenido y cuidado desde
siempre en ti. Entonces y solo entonces, verás que tu mujer, es realmente una
mujer: precisamente aquello que no querías aceptar, cuando me decías que ella
era diferente a las demás. Por cierto ¿Te perdiste A TI DE VERDAD TE GUSTAN LAS MUJERES?
Se acabó lo que se daba: se acabó la tontería, la estupidez, la feria, el auto-engaño, la sugestión y la piedad contigo mismo. No te voy a decir lo que tienes que hacer, aunque lo estés deseando como un febril borrego. Ahora sabes más que antes, porque lo que acabas de leer aquí es verdad. ¿Qué no te gusta? No te preocupes, siempre te quedarán las comedias románticas. Vamos ¿por qué no te largas? ¿todavía sigues aquí? Ya estás tardando…
Se acabó lo que se daba: se acabó la tontería, la estupidez, la feria, el auto-engaño, la sugestión y la piedad contigo mismo. No te voy a decir lo que tienes que hacer, aunque lo estés deseando como un febril borrego. Ahora sabes más que antes, porque lo que acabas de leer aquí es verdad. ¿Qué no te gusta? No te preocupes, siempre te quedarán las comedias románticas. Vamos ¿por qué no te largas? ¿todavía sigues aquí? Ya estás tardando…
No hay comentarios:
Publicar un comentario